Había una vez dos amigas que se encontraban tomando un café y una le comenta en tono de queja a la otra:
“Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a platicar con ella, o para pedirme que la lleve a tal lugar, o que vaya a comer a su casa. Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser y de pedirme las cosas. Ya sabes como son los viejos: cuentan las mismas cosas una y otra vez.
Además, nunca me faltan compromisos: que el trabajo, que mis hijos, que los amigos…”
—”Yo en cambio —le dijo su compañera— platico mucho con mi mamá. Cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento sola, cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y me siento mejor.”
“Caramba —se apenó la otra—, eres mejor que yo.”
“No lo creas, soy igual que tú, respondió la amiga con tristeza, visito a mi mamá en el cementerio.”
Los viejos no son una lata, ellos nos necesitan.
La primera cuestión que necesitan de nosotros es nuestro perdón.
Ningún padre es perfecto y sin duda alguna sus padres cometieron muchos errores y es por eso que necesita perdonarlos. De nada sirve guardar resentimientos y amarguras. Si por alguna razón está resentido con sus padres, hoy es el día perfecto para perdonarlos.
La segunda cuestión que necesitan es su comprensión.
Debe entender que ellos hicieron lo mejor que pudieron con el conocimiento y recursos que tenían. Ellos necesitan escuchar de usted que a pesar de todo sí hicieron cosas buenas al criarlo.
Ellos también necesitan de su apoyo.
Cuando nuestros padres llegan a la tercera edad necesitan mucho de nuestro apoyo. Apóyelos con su tiempo, con su atención. Sin prisas ni apuros. Invítelos a su casa a comer. De vez en cuando déles dinero. Sabe, es bien frustrante necesitar dinero y no poder ganarlo intelectual o físicamente.
El escritor mexicano, Alejandro Orozco dijo: “Tus viejos necesitan poco, pero ese poco lo necesitan mucho”.
De manera que si aún tiene a sus padres con vida ¿Por qué no los llama ahora mismo? ¿Por qué no los visita y les dice cuánto los quiere? Pase tiempo platicando con ellos, invítelos a su casa y disfrute de su compañía. Quizá sus viejos ya no pueden conducir y necesitan que los lleve al médico o al supermercado. Ayúdelos. Involúcrese más en sus vidas.
Hágalo, antes de que sea demasiado tarde y recuerde “Nuestros viejos necesitan poco, pero ese poco lo necesitan mucho.”
Fuente: Jorge Cota
www.masdelavida.com
Bella reflexión. Yo, cuide de mis Padres hasta el último momento. Fue una Bella satisfacción para mi. Ellos cuidaron de mi y me tocaba regresar ese bello gesto. Desgraciadamente los hijos de ahora no son tan amorosos como lo fuimos nosotros con nuestros Padres y ni vienen a visitar. Todos están ocupados con cosas de ellos y sus respectivas familias. Gracias a DIOS apenas tengo 62 años y mi DIOS es suficiente y se que el nos cuidará en nuestra vejez. Gracias que tengo a mi DIOS y el provera. Lo siento mucho por aquellos que no conocen a DIOS. AMEN!
Que bendecida por el amor de DIOS, soy,tengo mi viejita viva y tiene 92 años 10 meses , y es mi compañera de oración y alabanza.Bendigo toda la tercera edad, que el amor de DIOS, los toque y los cubra.
Excelente articulo!!!
Bendiciones para todos.
Exelente reflexion.
Es muy cierto que los viejos necesitan poco pero ese poco lo necesitan mucho y urgente y ay veces que no se tiene la facilidad de comunicarlo, havemos muchos individuos que somos poco comunicativos y los temas de conversación se agotan rápido y no sabemos como amenizar el momento, pienso que la mejor forma de compensarlo es tomar un Biblia y la palabra Divina nos puede ayudar mucho.