“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob. Si, felicidad total llega cuando quien nos ayuda en medio de la debilidad es el Dios de Jacob, quien a la vez es mi Dios. En un mundo en el cual se pierde la esperanza en relación a la salud, las finanzas, el trabajo, las relaciones, la familia y el futuro, se levanta la más grande confianza que necesitamos como seres finitos y débiles…y la esperanza es Dios. Quien hizo los cielos y la tierra no solo me ofrece ser mi ayudador, pero también me ofrece su bendición”.Serafín Contreras G.
Salmo 146:5.