Steve  Martin sabía que quería ser animador.  Trabajó mucho como mago y comenzó a atraer a la audiencia.  Sin embargo, algunos de los trucos no funcionaron.  Martin podría haberse descorazonado, pero escuchó y observó a su audiencia con cuidado. Notó que la multitud estallaba en risas cuando el truco fallaba.

En respuesta a la audiencia, Martin dijo:

-Revisé en mi actuación y comencé a sacar todas las cosas que habían funcionado bien.

Martin, en otras palabras, realizó su mejor truco de magia.  Convirtió su acto ilusionista en una rutina de comedia y se convirtió en el presentador cómico número uno del país.  Y continuó hasta ser un actor cómico famoso, luego director y escritor.

A menudo estamos tan concentrados en cumplir una serie de tareas que no nos tomamos el tiempo necesario como sopesar la efectividad – o necesidad – de lo que estamos haciendo.  Si algo nos sale mal tomamos eso como una señal de que tenemos que abandonar todo por completo.

¿Qué quieren sus clientes y compañeros de trabajo en realidad?

¿Está luchando para darles lo que quieren, o está tratando tan solo de sacar un conejo inexistente del sombrero?

La experiencia no es lo que le sucede a una persona sino lo que una persona hace con ella.

Proverbios 1:5
Oirá el sabio, y aumentará el saber.

Fuente:  El libro devocionario de Dios para el Centro de Trabajo, Editorial Unilit