Señor. Gracias por la paz que me das.

Una paz que va más allá de la aflicción que el mundo me ofrece.

Si, es cierto que en el mundo encuentro aflicción, pero mi confianza crece cuando recuerdo que tu venciste al mundo que me aflige y en esta confianza quiero permanecer y vivir en este día.

La confianza que viene de ti, es confianza fuerte y grande que llena y satisface.
Salmos 25:2
Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, que no se regocijen sobre mí mis enemigos.

Salmos 25:20 Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti me refugio.

Salmos 31:1
En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia.

Salmos 31:17
Oh SEÑOR, no sea yo avergonzado, porque a ti clamo; sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol.

Salmos 41:11
Por esto sé que conmigo te complaces, porque mi enemigo no canta victoria sobre mí.

Salmos 55:23
Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción; los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días; mas yo en ti confiaré.

Salmos 71:1
En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado.

Salmos 86:2
Guarda mi alma, pues soy piadoso; tú eres mi Dios; salva a tu siervo que en ti confía.

Salmos 91:2
Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.

Salmos 119:116
Sostenme conforme a tu promesa, para que viva, y no dejes que me avergüence de mi esperanza.

Salmos 143:8
Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma.

 

 

 

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