Señor, aunque me sienta en angustia, sé que puedo acudir a ti, porque siempre me has respondido.

Salmo 86:7

Yo te invoco en el momento de la angustia,
porque tú me respondes.


Salmo 121

121:1 Levanto mis ojos a las montañas:
¿de dónde me vendrá la ayuda?
121:2 La ayuda me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
121:3 Él no dejará que resbale tu pie:
¡tu guardián no duerme!
121:4 No, no duerme ni dormita
él guardián de Israel.
121:5 El Señor es tu guardián,
es la sombra protectora a tu derecha:
121:6 de día, no te dañará el sol,
ni la luna de noche.
121:7 El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida.
121:8 Él te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y para siempre.