Al llegar a mis 70 años leyendo la Biblia tropecé con este verso:
¡Setenta son los años que se nos conceden! Algunos incluso llegan a ochenta. Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas; pronto desaparecen, y volamos. Salmos 90:10
Medité… reflexioné y me di cuenta que ya no tengo tiempo. Ese mismo día me encontré con este escrito de Mario de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño).
“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes de hora. Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma. Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…” Mario de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño).
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buenos dias gracias hermoso mensaje creo estos mensajes llegan en el momento propicio a nuestras vidas muchas bendiciones para ud y su familia Dios lo bendiga.
Excelente reflexión Lluvia de bendiciones..
Felicidades bonita reflexión de la vida ojala todos pensaramos así con unos últimos golosinas en ntro paquete para saborearlos más pero debería de ser desde el principio. Tus reflexiones llenan muchos me encanta los anécdotas con el mensaje q nos quieres llevar. Mi segunda madre (mi madratra) era una técnica de consejería y eso funciona nos quitamos la chaqueta del egocentrismo. Dios te continue bendiciendo para continuar leyendo.
Felicidades Pastor, Bendiciones y saludos desde Morelia. México
Que maravilloso mensaje, muchas gracias por enseñarnos lo más valioso.
VIDA
SALVACION
FAMILIA
ETERNIDAD
Lluvia de bendiciones.