El entusiasmo es un poder muy fuerte que puede revitalizar una relación.

Según la Academia de la lengua Española, entusiasmo es una exaltación del ánimo excitado por un factor que lo motive. Esta palabra proviene del Griego y significa tener un Dios dentro de sí. Podemos decir entonces que Entusiasmo es tener a nuestro Dios, nuestro Señor dentro de nosotros. En Nehemías 8:10 dice: El gozo del Señor es nuestra Fortaleza.

Ese entusiasmo se convierte en una fuerza emocional poderosa en nuestra vida, que nos permite alcanzar los más grandes logros en la vida. Cuando nos sentimos con entusiasmo, podemos vencer más fácilmente la oposición y proyectarnos con fuerza hacia el futuro. En el Matrimonio cada uno debe excitar el ánimo en el otro. Deben motivarse mutuamente a procurar el bienestar de cada uno; esta debe ser una función de ambos.

El entusiasmo de ustedes ha servido de estímulo a la mayoría de ellos. 2 Corintios 9:2b.

Una de las grandes cualidades del entusiasmo es que es contagiante. Una persona con entusiasmo, tiene la capacidad de entusiasmar a otros. En el Matrimonio al menos uno de los dos debe mantener un espíritu de entusiasmo para mantener un ambiente positivo en el hogar.

Los cónyuges debemos orar juntos, bendecirnos todos los días, declararnos cosas positivas mutuamente, llenar nuestros tanques de amor cada mañana. Estas acciones producen entusiasmo y nos da la fuerza para esforzarnos por ser mejores personas cada día y por trabajar para alcanzar el éxito para los nuestros.

Es muy triste encontrarnos con Matrimonios que se ofenden constantemente, que están vigilando los errores del cónyuge para acusarlos y hacerlos responsables de las cosas malas del hogar. Esa actitud destruye el entusiasmo y nunca va a resolver los problemas, por el contrario los agrava.

Un Matrimonio compuesto por hijos de Dios, se supone que tenemos al Señor y por lo tanto debemos estar llenos de entusiasmo. Entonces debemos procurar transmitir ese entusiasmo a nuestro cónyuge, motivarlo todo el tiempo, especialmente cuando se equivoca o algo le sale mal. Que bien nos sentimos cuando cometemos un error y nuestro cónyuge, en vez de criticarnos o juzgarnos, nos anima a salir adelante, nos apoya y nos transmite ese entusiasmo por la vida.

Por lo general cuando una persona tiene entusiasmo: todo le sale bien!!!

Esposos, dejen la “quejabanza” y empiecen a trabajar para llenar el ambiente de su hogar de entusiasmo. Oren juntos el uno por el otro, declarando la presencia de Dios en sus vidas, declarando que el entusiasmo de Dios los contagia y les llena de alegría y de sabiduría para que todo les salga bien.

Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.

CUÍDALO!

Luis y Hannia Fernandez
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