“Sólo Dios, quien ha dado la ley, es el Juez. Solamente él tiene el poder para salvar o destruir. Entonces, ¿qué derecho tienes tú para juzgar a tu prójimo?”
Santiago 4.12

El es el Alcalde, el Alguacil y el Juez. El Alcaldehace la ley, la lleva a cabo y se sienta en el juicio. Entonces, si Dios cumple con todos esos papeles, quién eres tu para juzgar a aquellos que te rodean?
No estamos hablando de la ley civil, es decir, las consecuencias por exceso de velocidad o robo. Estamos hablando de la ley moral. Cuando escuchas sobre los errores que fulanito y fulanita han cometido, sobre el lío en el que se volvieron a meter, eres rápido en emitir juicio contra ellos y elevarte por sobre esas personas? Les condenas y les emites vergüenza?
Bueno, pues adivina qué. Dios lo tiene bajo control. El no necesita que le ayudes como juez moral. Si la persona en cuestionamiento es culpable, Dios lo sabe y El se encargará. Además, esa persona tiene un abogado designado por la corte, Jesús, quien esta allí para representarla. Esa persona recibirá misericordia, la misma misericordia que tu recibiste cuando te sentaste frente al Alcalde, el Gran Alguacil y el Jurado.
Todos tenemos personas con quien somos rápidos en juzgar por sus errores. Bueno, hoy, DESISTE!!! Muéstrales gracia. Date cuenta que nadie se libró fácilmente. Alguien tomó el castigo por el crimen aunque El era inocente. Jesús se encargó de esa parte. Ahora, la única cosa que te falta mostrarle a aquellos a tu alrededor es, gracia, misericordia y amor.

En cuanto a la multa por exceso de velocidad…..ahí si estás por tu cuenta.

Robert Vander Meer
www.laarboleda.net