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Una tarde un abogado iba en su limusina cuando vio dos hombres al costado de la ruta comiendo pasto. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar. Le preguntó a uno:

-¿Por qué están comiendo pasto?

-No tenemos dinero para comida, dijo el pobre hombre. Tenemos que comer pasto.

-Bueno, entonces Uds. vengan a mi casa y yo los alimentaré dijo el abogado.

-Pero Sr. tengo esposa y dos chicos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.

-Que vengan también, dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:

-Ud. también venga.

El hombre, en una voz lastimosa dijo:

Pero Sr. yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo.

-Que vengan ellos también. Respondió el abogado.

Entraron todos en el auto, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan
grande como la limusina.
Una vez en camino, uno de los pobres tipos lo miró al abogado y dijo:

-Sr. Ud es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con Ud.

El abogado dijo:

Feliz de hacerlo, les va a encantar mi casa. El pasto está como de tres metros de alto.

Asombro sin duda estaba en el rostro de quienes esperaban recibir algo mejor. Con Dios podemos estar seguro de que él tiene lo mejor para nosotros. Él nos nos agrega más miseria, sino total bendición.
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¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda! ¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice! ¡Con bendiciones de lo alto! ¡Con bendiciones del abismo! ¡Con bendiciones de los pechos y del seno materno! Genésis 49:25

Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia. Deuteronomio 15:4