Cuando la fe se pone a prueba
A todos nos llega el momento en que el suelo tiembla bajo los pies. Esa llamada que cambia tu día, esa noticia inesperada, esa puerta que se cierra justo cuando más la necesitabas. En esos momentos te preguntas: ¿Podré seguir creyendo?
Creer no es sencillo. No es cerrar los ojos y fingir que todo está bien. Creer es mirar la tormenta de frente y decir con el corazón: “Confío, aunque no entiendo.”
En este artículo exploraremos cómo mantener la fe y creer en medio de las pruebas, incluso cuando parece que todo está en contra.
¿Qué significa realmente creer?
Creer es más que una palabra bonita o una emoción pasajera. Es una decisión diaria que se reafirma en los momentos difíciles.
Cuando todo fluye bien, creer parece natural. Pero cuando la salud falla, el dinero escasea o las promesas se retrasan, ahí es donde se demuestra el verdadero significado de la fe.
“La fe no hace las cosas fáciles, las hace posibles.”
— Lucas 1:37
Creer significa confiar en que cada paso, incluso los más duros, forman parte de un propósito mayor.
Las tres etapas del creer
1. Creer cuando todo está claro
En los buenos tiempos, creer es como caminar bajo el sol. Todo parece alinearse. Tu corazón está tranquilo y sientes que tus oraciones son respondidas rápidamente.
En esta etapa, tu fe se fortalece sin resistencia. Es el momento perfecto para agradecer, aprender y prepararte para los desafíos que puedan venir.
2. Creer cuando hay silencio
Luego llega el silencio. Pides respuestas y no llegan. Oras, y el cielo parece cerrado.
Aquí la fe deja de ser emoción y se convierte en convicción. Es cuando aprendes que Dios no siempre habla, pero siempre escucha.
Muchos abandonan en esta etapa, pero quienes permanecen, descubren que el silencio también enseña.
3. Creer cuando todo parece perdido
Esta es la fase más dura. Cuando el diagnóstico no mejora, cuando el trabajo no aparece, cuando la promesa parece haberse olvidado.
Aquí la fe se prueba en su máxima expresión. Y es justo cuando parece que ya no puedes más, que la luz comienza a asomar.
“Aunque mi corazón y mi carne desfallezcan, Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.”
— Salmo 73:26
Mi historia: Cuando tuve que creer sin ver
Hace algunos años, atravesé una temporada en la que todo se derrumbó. Perdí oportunidades, amistades y casi toda mi seguridad personal. Sentía que el suelo se abría debajo de mis pies.
Fue entonces cuando entendí que creer no es negar la realidad, sino confiar en un propósito más alto. Cada vez que quería rendirme, una voz interior me recordaba: “No te detengas, sigue creyendo.”
Con el tiempo, cada pérdida dio paso a algo nuevo. Lo que parecía un final fue en realidad el inicio de una transformación más profunda.
Esa experiencia cambió mi vida, y hoy puedo decirte con total convicción: sí vale la pena creer.
Cómo fortalecer tu fe cada día
No necesitas tener una fe perfecta. Solo necesitas decidir creer un poco más cada día. Aquí tienes algunas formas prácticas de hacerlo:
- Agradece incluso por lo que no entiendes. El agradecimiento abre espacio a la esperanza.
- Rodéate de personas que te impulsen. La fe también se alimenta de comunidad.
- Lee y medita en palabras que fortalezcan tu espíritu. Un versículo o frase inspiradora puede cambiar tu día.
- Actúa aunque sientas miedo. La fe se activa con movimiento, no con inacción.
- Celebra los pequeños avances. Cada paso adelante es señal de crecimiento.
Señales de que tu fe está creciendo
A veces no te das cuenta, pero tu fe se está fortaleciendo. Estas son algunas señales:
- Ya no te desesperas como antes.
- Encuentras paz en medio del caos.
- Empiezas a ver posibilidades donde antes veías imposibles.
- Tu confianza no depende de las circunstancias.
- Inspiras a otros sin darte cuenta.
Crecer en fe no siempre se nota en lo externo, sino en lo interno.
Cuando sientas que no puedes más
Habrá días en los que no tengas fuerzas ni para orar. Y está bien. La fe no desaparece porque estés cansado.
En esos momentos, recuerda las veces que creíste y saliste adelante. Mira atrás, y verás que ya superaste cosas que creías imposibles.
Si pudiste entonces, también podrás ahora.
Palabras para los que siguen creyendo
A ti que sigues esperando, que aún confías, que no te rindes: no estás solo.
Cada lágrima, cada intento, cada oración silenciosa, tiene valor. Y aunque hoy no veas el resultado, hay algo más grande obrando a tu favor.
Tu fe no es en vano. Cada día que eliges creer, estás escribiendo una historia de esperanza que un día inspirará a otros.
Seguiré creyendo
Creer no es una meta, es un camino. A veces con pasos firmes, otras con rodillas temblorosas, pero siempre hacia adelante.
Cuando la tormenta ruge, cuando la voz interior dice “no puedo más”, ahí se escucha la verdadera fe: “Seguiré creyendo.”

oh dios yo creo en gran manera en ti por que tu diste tu vida por mi y me has renovado y has cambiado mi vida, yo creo y tengo fe por que tu nunca me has dejado ni me dejaras, tu me tomas en tus manos y me sostienes y lo creo por que me lo dices en tu sagrada palabra que es la biblia y en cada momento de la visa me lo refirmas. gracias muchas gracias en el nombre del señor Jesucristo. Amen.
creere,porque no hay nada mejor que tener la certeza de que no me abandonaras y siempre vas a estar ahi,para darme fuerzas y que con tu ayuda lograre la victoria y todas las cosas que tu me has dado y que satanas ha tratado de arrebatarme me seran devueltas porque tu lo haras por mi.te amo y gracias por estar a mi lado y mostrarme el camino a seguir.
nada mas lindo que conocer el grandioso amor de Dios y saber que´el esta´siempre con nosotros y la prueva mas hermosa es contar con todos y cada uno de ustdes que Papito Dios les continue bendiciendo ricamente en Cristo Jesus Amen.
Gracias Señor por tanto amor inmerecido y siempre voy a creer en ti.
Me encanta, a veces llego a mi trabajo, busco lo que llegó de Reflexiones y digo Señor, tu sabias qué necesitaba yo hoy. Ahi esta lo que necesito. Gracias, Dios les bendiga