“El Señor vuelve el desierto en estanques de agua y la tierra seca en manantiales” “ El convierte los ríos en desierto y los manantiales de las aguas en sequedales. Salmo 107:33,35.

Hoy, necesito aceptar que el Señor es mi multiplicador, porque el promete volver el desierto en estanques de agua y la tierra seca en manantiales… pero que también él será mi disminuidor, porque el promete convertir los ríos en desierto y los manantiales de agua en sequedales.

Cuando oí por primera vez de su amor y sentí su amor tocando mi corazón el árido desierto comenzó a reverdecer y a tornarse pastos delicados y verdes. La gente notó el cambio y pudieron palpar la manifestación de Dios en mi vida. Pero, hoy, he comprendido que no sólo el Señor me multiplica y me convierte de Desierto en río, pero también el me disminuye cuando es necesario.

El Señor me disminuye cuando desvío mi camino de él y busco otros dioses, tales como la fama, las riquezas, el placer o quizá el orgullo. Yo puedo ser “placentero” como Nohemi, pero si yo me muevo de la tierra de Dios a Moab, el lugar de los ídolos, mi nombre rápidamente vendrá a ser Mara, esto es “amargura”. Hoy necesito recordar a muchos en la Biblia a quienes Dios disminuyó como un Herodes, Senaquerib, Nabucodonozor, Giezi, Faraón y Ananías y Safira.

Hoy, si estoy continuamente ante su presencia, el multiplicará lo poquito que tengo y convertirá desiertos en ríos, pero si salgo de su presencia y camino por los lugares que no son de su agrado y me vuelvo hacia mis propios caminos, el será mi disminuidor y tornarán mis ríos en sequedales. Y eso no es lo que quiero.

“Señor, No quiero nunca conocerte como y disminuidor, pero siempre como mi multiplicador. Tú eres suficiente para ser mi multiplicador de la fe, de las fuerzas, de la visión y los propósitos nobles. Yo entiendo que quien da el primer paso para verte como el disminuidor, seré yo, si quito mi mirada de ti y me salgo de tu camino y eso no es lo que quiero hoy.

Hoy, me presento delante de ti para caminar con seguridad y contemplarte como mi multiplicador. Nada ni nadie podrá apartarme de tu presencia, sin embargo yo si puedo salir de tu presencia y entrar en una dimensión de tristeza y dolor. No quieres ni la tristeza ni el dolor para mi, por ello quiero ser obediente en este día. Gracias por darme la oportunidad de vivir para verte una vez como mi multiplicador. En el Nombre de Jesús. Amen.

Serafín Contreras Galeano
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