Como pastor y conferencista en muchos lugares de nuestro país y en el extranjero, he podido observar a muchos hijos de Dios en una posición de eterna y pasiva esperanza en que sus problemas espirituales, emocionales, familiares, financieros y otros, serán solucionados de forma “milagrosa” (estoy hablando de la concepción del pensamiento mágico, que no se malentienda con un verdadero milagro de parte de Dios) sólo por medio de la oración de su Pastor.
En otros casos, he visto a quienes subestiman a sus pastores, y viajan muchos kilómetros con la esperanza de que  el pastor, evangelista, maestro, apóstol, profeta o conferencista esté presente en la “¡Gran Reunión!” adonde acudirán y les imponga las manos. Creen que esto será suficiente para que sus deseos sean cumplidos.
Hay quienes son más atrevidos aún, no habiendo encontrado solución a través de los hombres de Dios, se animan a negociar con Dios; diciendo: “Señor, yo voy a sembrar esta ofrenda en tal ministerio, y a cambio, te pido que me otorgues tal bendición”… (Y están pidiendo algo que no está alineado con la voluntad de Dios).
Podría comentar otras tantas acciones que solemos cometer en nuestra infancia espiritual, pero con los ejemplos mencionados creo que es suficiente. Por lo que es de vital importancia para el crecimiento saludable de la vida interior de un cristiano que abandone la leche espiritual y avance hacia un alimento más consistente, a fin de llegar a la altura de un varón perfecto (maduro).
Luego de algún tiempo cuando uno habla con estos “hermanos en la fe”, se pueden ver los resultados negativos de los inadecuados métodos que han utilizado para alcanzar lo que anhelaban en sus corazones. Claro, casi siempre me he encontrado con las “santas excusas” que tratan de explicar el por qué no llegó lo peticionado: …”Es que la tierra donde sembré no era tierra de bendición”…”Seguramente el pastor que me oró no estaba en comunión con el Señor justo ese día”…”Es que el apóstol que me impuso las manos, no utilizó aceite”…etc.etc. (Esto en el mejor de los casos, si es que se lo puede decir así).
También hay quienes caen en su propio pozo, auto-condenándose, y llenándose de sentimientos de culpabilidad. Diciendo cosas como: “Yo no soy merecedor de nada, he nacido para vivir en sufrimiento y bueno, éste será mi destino”…”seguramente no soy lo suficientemente santo como para ser digno de recibir la bendición de Dios”, y otros “santamente” resignados con cara de “hombres de fe”, expresan: “Y bue…habrá que seguir esperando en Dios”.
Vienen a mi memoria, mientras escribo, recuerdos de mis primeros tiempos en la fe. En mi infancia espiritual escuchaba a algunos “predicadores” que solían visitarnos, los cuales eran una fábrica ambulante de soñadores. ¿Qué quiero decir con esto?  . Que muchas veces les escuchaba decir frases tales como: “Hermano…soñá y soñá en grande, porque tu Dios es grande” (lo cual es cierto, pero esto no era todo lo que decían). Entonces, en mi mente se formulaba un interrogante ¿sólo debo soñar o que más debo hacer?, y parecía que el predicador hubiera leído mi pensamiento, porque continuaba diciendo: “espera en el Señor y él hará”. Ok, seguía pensando en mi interior: ahora solo debo soñar y esperar…esto parecía bíblico y sobre todo bastante cómodo ¡¡¡Que Bendición!!! Ah… no, perdón, esto no era todo, pues el predicador nos seguía diciendo…”pero si quieres recibir mucho, tienes que dar mucho” y citaba  Lucas 6:38  Dad,  y se os dará;  medida buena,  apretada,  remecida y rebosando darán en vuestro regazo. Entonces, yo me lamentaba el no tener mucho dinero para hacer una generosa ofrenda sobre su ministerio, del cual, el mismo predicador se encargaba de dar testimonio de ser… “Tierra de Dios”, buena tierra para sembrar. Lo que me garantizaría una cosecha abundante. Luego pensaba: bueno…como no puedo sembrar, tampoco puedo esperar recibir mi gran sueño, esto entristecía aun más mi corazón.
De esta manera, pasó algún tiempo hasta que comprendí lo peligroso de esta enseñanza. ¿Cuándo lo comprendí? cuando entendí que los dichos de estos “predicadores” habían sido sacados de contexto y acomodados de tal manera que decían lo que él quería decir, y no, lo que la Palabra de Dios dice. Mis amados hermanos, esto no nos debe sorprender, pues vivimos en tiempos del cumplimiento de estas cosas como dice:
•    2 Pedro 2:1 (BLS) En el pueblo de Israel hubo también algunos que decían ser enviados por Dios, pero no lo eran. Así también, entre ustedes, habrá quienes se crean maestros enviados por Dios, sin serlo. Ellos les darán enseñanzas falsas y peligrosas sin que ustedes se den cuenta, y hasta dirán que Jesucristo no es capaz de salvar. Por eso, cuando menos lo esperen, serán destruidos por completo.
•    2Pe 2:2 Mucha gente vivirá como esos falsos maestros, haciendo todo lo malo que se les antoje.
Por culpa de ellos la gente hablará mal de los cristianos y su modo de vivir. 2Pe 2:3 Esos falsos maestros desearán tener más y más dinero, y lo ganarán enseñándoles mentiras. Pero Dios ya decidió castigarlos desde hace mucho tiempo, y no se salvarán de ese castigo.

Mi estimado hermano, si usted es predicador, y se siente amonestado por estas palabras no  dude de que el Espíritu Santo le esta dando una oportunidad (ojalá no sea la última) para que se vuelva a la Palabra de Dios y no caiga en el error de convertirse en un obrero fraudulento.
Cristo viene pronto y con el la retribución para los obreros de su viña.

Es más, aunque usted se transforme en un experto en aplicar los criterios que aprenderá en este libro, si no cumple con sus diezmos y ofrendas, no podrá contar con la garantía de que Dios abra las ventanas de los cielos y derrame bendición sobre su vida hasta que sobreabunde (Mal. 3:10)
Lo más peligroso de estas situaciones mencionadas, no es el sentimiento de frustración que embarga el corazón de la persona que peticiona, sino la desilusión que puede finalmente llevar a la apostasía de la fe (como ocurrió con la generación Israelita que murió en el desierto) y esto sí es grave. La frustración implica dificultad, o incluso imposibilidad de conseguir un objetivo deseado. De cada frustración no sólo nos podemos levantar, sino que además podemos aprender de ella. En cambio, la desilusión implica que ya no se desea más el objetivo anteriormente apetecido. Frustración es, todo tipo de dificultad que impide acercarse al objetivo deseado. En general podemos decir que en la frustración, el objetivo siempre sigue atrayendo, pero se comprende que por el momento es difícil alcanzarlo. En cambio, en la desilusión el objetivo aparece como algo ya no atrayente. Entonces, viene la desesperanza y la fe puede morir.
Para ejemplificarlo de alguna manera, vamos a remitirnos al salmo escrito por Asaf. Este se encuentra en el libro de los salmos capitulo 73 de la Biblia.  Por una cuestión de espacio no transcribo todo el salmo, pero sería muy aconsejable que tome su Biblia y antes de seguir con la lectura lo lea por completo. De esta forma, podrá comprender mucho mejor el concepto dentro de su contexto.

Asaf decía que, por poco casi cae en la desilusión:

•    Salmo 73:2  En cuanto a mí,  casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
•    Salmo 73:3  Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.
Por todo esto, él pensó:

•    Salmo 73:13  Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia;
•    Salmo 73:16  Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí,

Haberse puesto a pensar en todo esto, fue para él, una carga difícil de soportar, pero algo sucedió que le hizo cambiar de opinión y su forma de ver las cosas. Dice el versículo (17) diecisiete:

•    Salmo 73:17  Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos (y el suyo propio también, por supuesto)

No es solo desear (soñar) y quedarnos esperando que las cosas sucedan.
Dice el libro de proverbios 13:4 (DHH): El perezoso desea y no consigue; el que trabaja, prospera.
Otra versión dice:(Biblia Latinoamericana 1995) Si uno se queda en el deseo, no pasa nada: son los activos los que engordan.

Contundente, ¿no?

Además, el texto de Lucas 6:38 debe ser citado completo y entenderlo contextualmente. Este texto nunca habla de ofrenda alguna, sino del perdón y del prejuicio.
El texto dice:
•    Luc. 6:36  Sed,  pues,  misericordiosos,  como también vuestro Padre es misericordioso.
•    Luc. 6:37  No juzguéis,  y no seréis juzgados;  no condenéis,  y no seréis condenados, perdonad,  y seréis perdonados.
•    Luc. 6:38  Dad, (perdón) y se os dará (perdón);  medida buena,  apretada,  mecida y   rebosando darán en vuestro regazo;  porque  con la misma medida (juicio) con que medís,  os volverán a (enjuiciar)  medir.

Me da gracia pensar que quizás en este momento alguien que esté leyendo este libro en un ataque de avaricia piense…“¡¡¡aaaaaaaaahh este predicador me gusta porque está en contra de las ofrendas y los diezmos!!!” Lamento desalentar su idea, pues sólo me estaba refiriendo a un texto sacado de contexto. ¡Claro que estoy de acuerdo con el sistema económico y financiero del Reino!, pues, ésta es la mayor garantía de bendición de parte de Dios para su pueblo, y puedo asegurarle que mientras más siembre más cosechará. No lo dude. Es una ley y un principio divino que jamás ha fallado, no falla, ni fallará.

Entonces, se dio cuenta de su torpeza (=ignorancia)
•    Salmo 73:22  Tan torpe era yo,  que no entendía;
Era como una bestia delante de ti.
•    Salmo 73:23  Con todo,  yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha.
•    Salmo 73:24  Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.

El problema de Asaf, fue haber puesto los ojos en los “supuestos” beneficios mal habidos y  temporales de los impíos. Sin embargo, el versículo 17 dice que, cuando entró en la presencia de Dios, pudo comprender (dejó su ignorancia de lado-v.22) cuál era el fin de ellos, como así también pudo comprender por el consejo de Dios, cual era la gloria destinada para él (El depósito que Dios tenía dispuesto para él). La razón era que él, no había entrado al lugar del depósito, es decir, la presencia de Dios. Por lo que desconocía su herencia en Dios.
Esto era algo que el salmista David sí había descubierto y lo declaraba en el Salmo 16:11 diciendo: “Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;Delicias a tu diestra para siempre”
(Versión Palabra de Dios para Todos) dice: Tú me enseñas el camino que lleva a la vida. Hay mucha alegría en tu presencia; a tu derecha hay placeres que duran para siempre.
Notemos que David, antes de hablar de los recursos en Dios (Plenitud de gozo y delicias y placeres que duran para siempre), se refiere al camino de la vida.  Esta es una de las grandes bendiciones que podemos encontrar en la presencia de Dios. Tal cual lo descubrió Asaf (Salmo 73:24), Dios nos guía según sus consejos en el camino que lleva a la vida, el camino correcto, a fin de que alcancemos nuestra herencia, pero no de forma injusta -como lo hacen los impíos. Y si Dios nos revela un camino correcto, esto implica que nuestra vida tiene un destino en Dios, y no es un camino sin propósito y sin fin alguno. Es el camino que nos lleva a la vida en abundancia que Él nos quiere proporcionar.
Así lo refiere Jeremías 29:11 (Versión Dios habla Hoy)
(DHH)  yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.
Así también, la palabra de Dios nos enseña en el libro de Pedro que hay un depósito de Dios para nosotros, una herencia reservada en los cielos para nosotros los que hemos creído:
•    1Pe 1:3  Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,  que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva,  por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
•    1Pe 1:4  para una herencia incorruptible,  incontaminada e inmarcesible,  reservada en los cielos para vosotros,
•    1Pe 1:5  que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,  para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Pero esta herencia de parte de Dios para sus hijos no sólo tiene un aspecto futuro, escatológico, en los cielos. Sino que el Señor, nos enseñó que su reino ya estaba entre nosotros y que si buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia, todas las demás cosas, que tienen que ver con aquello que esta dispuesto para nuestra vida presente en la tierra, nos sería añadido. A esta herencia reservada en los cielos que menciona 1P.1:4, es de la que habla el Apóstol Pablo en Filipenses 4:19  Mi Dios,  pues,  suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Podemos comprender entonces que, el problema de muchos hijos de Dios que no pueden concretar sus sueños, sus anhelos, sus deseos, esta fundamentado; primero: en que ignoran o desconocen las riquezas de Dios en Cristo Jesús. Es decir, lo que esta dispuesto para ellos en esa herencia incorruptible, y segundo: en que utilizan mal los métodos para alcanzar esas riquezas en gloria. Es una cuestión de fe mal aplicada, pedimos mal y por eso no recibimos. Sembramos mal y por eso no cosechamos.
No nos vamos a detener en aquellos métodos mal utilizados, de los cuales ya brinde algunos ejemplos; sino más bien, en lo que significa que, MEDIANTE LA FE, podemos alcanzar nuestros sueños y hacer proezas en Dios.
Pastor Maximiliano Contreras.
Autor del e-book. Se Puede.
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