Arthur J. Moore era un obispo metodista a principios de este siglo. Pero antes de servir en ese cargo, pastoreó algunas de las iglesias metodistas más grandes del sur.
Era un evangelista firme y de éxito, y cada domingo que predicaba, al menos una persona se convertía.
Un día antes de comenzar el servicio de adoración, un amigo le visitó y le preguntó:
—¿Por qué tienes tanto éxito?
—Ven conmigo—dijo Moore.
Llevó al visitante al sótano donde había un grupo de personas reunidas en oración. Había setenta hombres orando fervientemente por él y por el servicio de adoración que estaba a punto de comenzar.
Cuando los compañeros de oración terminaron, subieron en silencio las escaleras hacia el servicio. Moore se volvió a su amigo y dijo:
—Fíjate dónde se sientan—continuó Moore.
—¿Qué quieres decir?—le preguntó al observar cómo se diseminaban por todo el santuario.
—Mira—dijo Moore—.Se sientan esparcidos en el salón y los lugares en que cada uno de ellos se sientan se transforman en algo así como el centro de un calor divino que, cualquiera que esté sentado a su lado congelado en su pecado, está sujeto a descongelarse antes del que el servicio termine.
Cuando un grupo de personas levanta su iglesia y se asocia con su líder en oración, suceden cosas increíbles.
La Biblia está llena de ejemplos de lo que ocurre cuando las personas se agrupan en equipo. Por ejemplo, en Mateo 18.19–20 Jesús dijo: «Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
¡Qué increíble promesa! Nos asegura que hay poder en la oración colectiva. Y al aumentar el número de personas que oran, también aumenta el poder de sus oraciones.
Como dice en Deuteronomio 32.30: «¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y El Señor no los hubiera entregado?» Dios está con nosotros cuando oramos juntos y lo que suceda como resultado puede ser asombroso.
Maxwell, J. C. (1998; 2003). Compañeros De Oración. Thomas Nelson, Inc.
ES UN BELLO MENSAJE, REALMENTE CADA DIA QUE ABRO EL CORREO RECIBO EL MENSAJE QUE NECESITA MI CORAZON, ALABO Y BENDIGO AL SEÑOR POR LA EXISTENCIA DE ESTE MEDIO Y LOS QUE HACEN POSIBLE LA EVANGELIZACION A TRAVES DE ESTE MEDIO, MUCHISIMAS BENEDICIONES Y SIGAMOS ADELATE, DIGO SIGAMOS PORQUE ME CREO PARTE DE USTEDES
Esta reflexion me hace recordar las palabras del pastor de mi iglesia,y la importancia de los grupos celulares.El nuestro se reune los viernes en la noche,y realizamos estudios biblicos relacionados con la predica del domingo,halabamos a Dios y pedimos en oracion por nuestros hermanos y somos solidarios con aquel que en esos momentos este atravesando por dificil situacion,nos socorremos y ayudamos.Al terminar estamos fortalecidos gozandonos de la presencia de Dios en nuestra vida,llenos de fe y amor para esperar un nuevo dia.Dios bendiga al pastor de la Primera Iglesia Bautista Hispana de Hialeah en Miami,hermano Ramon Justamante.Dios bendiga a la hermana lider de mi celula Maria Teresa Roman.Dios lo bendiga a usted hermano Serafin Contreras.
Estoy muy agradecida de Dios primeramente por usarlos a ustedes y mntener esta pagina abierta de reflexiones diarias en estos ultimos tiempos han sido de mucha bendicion para mi vida, porque estado pasando por situaciones dificiles y cuando habro mi correo tengo una palabra deDios para mi vida que responde a mi necesidad y llena mi espiritu y forlece mi alma, muchas gracias que Dios los continue bendiciendo. amen.
HERMOSA REFELXION JUSTO LO QUE NECESITABA . DIOS LES BENDIGA HERMANOSSSS
Que maravilloso texto!!!!