Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades.. — 2 Corintios 12:9

Dios no me dice:  “Mira, ya hice Mi parte: encargarme de tu condición eterna. Ahora es justo que tú pongas la parte que te corresponde. La vida eterna me tocó a Mí; la vida diaria es tu responsabilidad.”

Dios quiere que Su gracia sea nuestra porción diaria.

Por esta razón, Jesús nos enseña a orarle a Dios para que nos dé nuestras necesidades de cada día, perdone nuestras deudas, nos indique el camino que debemos seguir, y nos libre del mal.  Es por esto que la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento comienza con el saludo “Gracia a vosotros.”

La vida está llena de situaciones que van más allá de nuestros recursos: bancarrotas, devastaciones emocionales, desintegración familiar, aflicciones físicas y enfermedades. Nos encontramos en circunstancias que quisiéramos poder cambiar, pero no tenemos poder sobre ellas aun cuando nos esforzamos para hacer algo al respecto.

La gracia es absolutamente lo contrario a la enseñanza de esta vida que dice que estás solo y debes depender de tus propios recursos: “Esfuérzate en el trabajo. Invierte sabiamente. Da lo mejor de ti.

Haz todo lo que puedas hacer, y sé todo lo que puedas ser.” La gracia, por el contrario, nos enseña. ..

Gloriarnos en nuestras debilidades en lugar de hacerlo en nuestras fortalezas (2 Corintios 12:9).

Reconocer que no somos personas hechas por nuestros esfuerzos (1 Corintios 15:10).

Vernos a nosotros mismos como mano de obra Suya, no nuestra (Efesios 2:10).

Ser fortalecidos con la gracia, no con nuestros rigores religiosos (Hebreos 13:9).

Hacerlo nuestro campeón en lugar de tratar de pelear las batallas por nuestra cuenta..

Tales momentos, como cuando el vecino está de mal humor con tus hijos; cuando no hay dinero suficiente para el pago de la hipoteca; cuando los médicos te diagnostican Hepatitis C; o cuando tu corazón está quebrantado, al parecer, sin la posibilidad de ser restaurado, son momentos en los que se necesita la gracia.

La gracia es como un tanque de gasolina extra.  Cuando se te acaba la gasolina, cambia de tanque. Para eso es. La gracia es como una lámpara; Cuando está demasiado oscuro y no podemos ver, podemos dejar de estar mirando con los ojos entrecerrados y prender la luz.

Dios nos invita a vivir en Su gracia; es una experiencia diaria.

Hoy , me Convenzo que solo su gracia me basta.

Gracias Señor, por seguir sosteniéndome con tu gracia y poder. Eso es lo que realmente hoy necesito. Me vuelvo a ti con confianza. En el Nombre Jesús. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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