“Vayan pues a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos, bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñeles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. (Mateo 28:18-20)

Sé que Dios me ha comisionado para una tarea muy especial.  Una comisión es una autorización para efectuar una tarea.  La autoridad de Dios ha sido puesta sobre mi para cumplir su propósito.  Al cumplir su comisión necesito saber que el Señor hace como él comisiona.  Cuando Dios comisiona, él faculta.

Cuando Dios comisiona él encomienda.  Cuando Dios comisiona , él permite.  Para ser obediente al llamado del Señor necesito reconocer hoy que su poder y la autoridad están en mi.  Lo que hoy necesito es activar ese poder y ese poder se activa viviendo una vida santa y pura y una vida de oración.

Cómo discípulo de él  su poder esta presente en mi vida y ministerio.  Esta es la diferencia entre una vida victoriosa y una vida derrotada, entre una iglesia victoriosa y una derrotada.  Hoy quiero ser la comisión activa de Dios donde quiere que este.

Una de las razones las razones por las que el mundo no se siente atraído a la iglesia es porque ellos no ven  a Dios en el trabajo, en la vida y en lo sobrenatural.  A veces pareciera que el poder de Dios está ausente.

La Iglesia primitiva tenía el poder de volver el mundo al revés y por eso eran llamados los trastornadores del mundo. Ellos eran así por que el poder y la unción del Espíritu Santo era una realidad diaria en ellos.   El Señor nos ha encomendado el evangelio y la vida de los que no le conocen.  Como discípulos de él necesitamos mirar con diligencia para guardarnos en pureza.

Nosotros somos los mayordomos que él ha encomendado y somos la comisión en sí.  Hoy quiero ser fiel a la tarea que se me ha encomendado.

Hemos sido llamados para terminar la tarea de llevar el evangelio y esto no es una opción, sino que es un deber  . Muchas veces cuando Dios nos llama para una tarea específica, nosotros nos sentimos incapaces de seguir su llamado, y olvidamos el tipo de Dios a quien servimos.

Hay tres principios de la naturaleza de Dios que hace a un lado todas las excusas y preguntas que podríamos hacer, cuando el nos llama:

1.- Dios es amor y su voluntad  es siempre la mejor para mi.

2.-Dios lo sabe todo y sus caminos son siempre rectos.

3.- Dios es todopoderoso y él me ayudará con su poder para que yo termine la tarea asignada.

Hoy por lo tanto quiero cumplir la gran comisión porque yo soy la comisión. La comisión nos es una tarea, es una persona. Tú y yo.

Señor. Gracias por encomendarnos la hermosa tarea de llevar tu evangelio a quien no lo conoce y hoy quiero ser obediente y seguir adelante en el cumplimiento de tu gran comisión.  Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com