He aquí lo que escribieron algunos conductores para explicar el accidente automovilístico en el cual se vieron involucrados:

• «Al llegar a una intersección, un arbusto apareció de pronto, dificultándome la visión».

• «Un auto invisible salió de algún lugar, dio contra mi auto y luego desapareció».

• «El poste del teléfono se acercaba a toda velocidad. Yo intenté salirme de su camino cuando me golpeó de frente».

• «La causa indirecta de este accidente fue un hombre pequeño en un carro pequeño con una boca grandota».

• «Había venido conduciendo mi automóvil por cuatro años cuando me dormí en el volante y tuve un accidente».

• «Iba camino al doctor con problemas en mi parte de atrás cuando mi unión universal cedió provocándome un accidente».

• «Atropellé al peatón cuando traté de evitar golpear el parachoques del carro que iba adelante».

• «Venía para mi casa, me metí en la calzada equivocada y golpeé un árbol que yo no tenía».

• «Solo me estaba cuidando del auto que venía detrás de mí».

• «El transeúnte no tenía idea de cuál dirección tomar, así es que pasé por encima de él».

• «El tipo estaba en medio del camino, así es que tuve que hacer varios virajes antes de golpearlo».

• «Me salí al lado del camino, le eché una mirada a mi suegra, y me fui contra al terraplén».

Muchas personas en la supercarretera del fracaso cometen errores pero se niegan a admitirlos. Ven cada obstáculo o error como una falta cometida por otra persona. Y como resultado, por lo general responden en una o más excusas.

Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 62

Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?
Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañó, y yo comí. Génesis 3:1-13