“Han pasado tan solo unos días. Todos nos esforzamos por seguir “adelante”, después de todo, esa es la frase que la gente saca a relucir cada vez que nos ve.

He tenido muchos cambios en mi vida: casi no puedo dormir, tengo pesadillas frecuentes, eventualmente tengo cambios drásticos de humor que generalmente terminan en crisis de llanto, me cuesta hasta controlar mi cuerpo… qué pena, he tenido varios accidentes!!!!! .

Me he salido sin permiso del colegio en repetidas ocasiones porque simple y sencillamente no puedo estar ahí, tengo la sensación o la necesidad de huir. Pero hay un temor que me esta atormentando…. ¡Tengo miedo de que me pase lo mismo que le sucedió a papi!

Hace unos días en una de mis pesadillas soñé que tenía un ataque. Se lo compartí a mi tía y ella me dijo que oraría por mi porque lo que le sucedió a mi papá me puede pasar a mi… no quiero que esto me pase…. Constantemente camino pensando o esperando en que momento voy a caer o me acuesto con la sensación de no poder levantarme y aunque parezca ridículo tengo miedo que se me aparezca mi papá…”

Sí… esto y más puede pasar por la mente de un niño o una niña después de enfrentarse a la pérdida de un ser querido. Anoto algunos de los síntomas más comunes: pesadillas o terrores nocturnos, falta de control de esfínteres (ya se había logrado), cambios en los patrones de alimentación y de sueño, alteraciones en la conducta, tristeza, depresión, evasión, entre otros.

La comprensión de la muerte implica el entendimiento de los conceptos de irreversibilidad, inevitabilidad y causalidad. Comprender estos conceptos depende de variables como la edad, la experiencia y el desarrollo cognitivo.

La reversalidad tiene que ver con la idea que tienen los niños y las niñas de que los muertos pueden volver a la vida. Un niño que atendí le decía a su abuela que no llorara por su mamá, porque él le había pedido a Dios que la llevara de regreso a la casa.

Por eso muchos preguntan tiempo después cuando va a volver la persona que murió, pueden sentarse a la puerta a esperar su llegada y cuando extrañan pueden llorar suplicando que vuelvan a la casa. Los niños y las niñas no logran comprender que la muerte es permanente y que todas las funciones biológicas, cognitivas, emocionales y físicas se terminan con la muerte.

Empiece por explicarle a sus niños y niñas que los muertos no pueden comer, dormir o hablar. Será necesario de pronto explicarles una y otra vez que la muerte no es reversible. Evite entonces decirles frases como “se ha ido” o lo “hemos perdido”, “Dios se lo llevó” porque eventualmente pueden llegar a pensar que se van para volver o que cuando alguien se pierde es porque esta muerto.

He trabajado con varios niños y niñas en la elaboración de sus duelos y he podido encontrar algo en común: todos tienen miedo que el muerto se les aparezca, algunos temen que salga debajo de su cama. Una niña de origen oriental me decía que su papá estaba cerca del altar que tenían en su casa (según su explicación, su familia había hecho un altar donde tenían una foto, candelas e imágenes, ella se había hecho a la idea de que de ese rincón saldría su papá) Esto a nosotros los adultos nos puede parecer ridículo; sin embargo lo niños y las niñas lo viven así.

Lo ideal es que mostremos la capacidad de comprensión para que ellos se sientan en la confianza de contar sus temores.

La idea de inevitabilidad tiene que ver con la comprensión de que la muerte es ineludible y que todos pasaremos por ella. La literatura indica que esto se empieza a elaborar entre los seis y siete años; sin embargo la edad puede variar. Por ejemplo, mi sobrino Sebastián con tan solo cuatro años cuestiona constantemente si puede morir si se cae o si juega de forma peligrosa y le hacemos notar el peligro.

La causalidad tiene que ver con las causas físicas y biológicas que tienen que ver con la muerte. Cuando los niños y las niñas llegan a comprender que la muerte es inevitable, pueden reconocer las posibles causas.

Es muy importante que los padres y las madres escuchen atentamente el modo en que sus hijos creen que ocurrió la muerte. Eventualmente los niños pueden ser víctimas de su propia fantasía y en ocasiones llegan a sentirse responsables de la muerte de alguien.

Cuando los niños se enfrentan a la muerte trágica de algún ser querido las fantasías y temores no se hacen esperar. Es necesario explorar estas fantasías.

Por ejemplo, si el motivo de la muerte fue una enfermedad, retome el tema con el niño o la niña y explíquele que hay enfermedades que son muy graves y que pueden conducir a la muerte; sin embargo también hay enfermedades comunes que no representarán el riesgo de muerte, esto porque el niño o la niña podría hacerse a la idea de que si alguien cercano se enferma podría morir, esto representa una carga de angustia en los pequeños.

Maneje con mucha cautela las pesadillas; no las tome a la ligera. Recuerde que los sueños son formas que encuentra el inconsciente para sacar material que esta muy guardado. Pídale que le cuente los sueños, converse sobre los mismos. Evite tomarlos a la ligera, muchas veces los sueños hablan sobre temores de su propia muerte o de sus seres queridos.

Los adultos tenemos la capacidad de expresar nuestro dolor con palabras claras, podemos identificar nuestros sentimientos sea tristeza, enojo, dolor, desamparo…. Los niños no han desarrollado esta capacidad, necesitan de nuestra comprensión y empatía: “se que te sientes triste porque … ya no esta con nosotros, por eso probablemente tengas tantas ganas de llorar, esta bien que llores…” – “se que estas muy enojado porque … ya no esta con nosotros, esta bien que estés enojado ….”

En la próxima entrega veremos algunas sugerencias para acompañar a niños que se enfrentan a una muerte…. Hasta entonces!

Por: Licda. Tatiana Carrillo Gamboa.
Psicóloga, Psicopedagoga.

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