El camino más famoso en el mundo, es la Vía Dolorosa, «la ruta de la tristeza».
Según la tradición, es la ruta que Jesús tomó desde el palacio de Pilato al Calvario.
La ruta está marcada por estaciones usadas frecuentemente por los cristianos para sus devociones. Una de estas estaciones marca el paso del veredicto de Pilato.
Otra, la aparición de Simón para ayudar a llevar la cruz. Dos estaciones recuerdan las caídas de Jesús y otra sus palabras. Entre todas, hay catorce estaciones, cada una recordando los sucesos de la caminata final de Cristo.
¿Es la ruta verdadera? Probablemente no. Cuando en el año 70 d.C. y más tarde en el 135 Jerusalén fue destruida, las calles de la ciudad lo fueron también. Como resultado, nadie sabe exactamente cuál fue la ruta que Jesús siguió aquel viernes.
Pero nosotros sabemos dónde comienza este camino.
Comienza no en el tribunal de Pilato, sino en los salones del cielo. El Padre inició su jornada cuando dejó su hogar para venir en busca nuestra. Inició la búsqueda armado con nada más que pasión para ganar tu corazón.
Este es el corazón del mensaje cristiano. Dios se hizo hombre. Nació en un establo ordinario, de padres ordinarios, pero el suyo era un propósito extraordinario. Vino para llevarnos al cielo. Su muerte fue un sacrificio por nuestros pecados. Jesús fue nuestro sustituto. Él pagó por nuestras equivocaciones para que nosotros no tuviéramos que pagarlas. El deseo de Jesús fue único: traer a sus hijos de vuelta a casa. La Biblia tiene una palabra para esta búsqueda: reconciliación.
«Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo con él» (2 Corintios 5.19). La palabra griega que se traduce reconciliación quiere decir «hacer algo de una manera diferente».
El sendero de la cruz nos dice exactamente cuán lejos iría Dios para volver a juntarlo todo.
La reconciliación vuelve a unir lo que está separado, invierte la rebelión, vuelve a encender la pasión que se ha enfriado. La reconciliación toca el hombro del descarriado y lo pone en camino hacia el hogar.
Lucado, M. (2000). Lo hizo por ti (16). Nashville: Caribe-Betania Editores.
Ya te has reconciliado con Dios? Este es el día.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
2 Corintios 5:20.
Me encanta esta reflexion Dios les bendiga y siga dando sabiduria y conocimiento para llevar mas bendiciones
Gracias por la reflexión,el Apóstol Pedro habló de los sufrimientos de Cristo(1 Pedro 1:10-11) para salvarnos de los pecados. Sus sufrimientos empezaron la noche antes de ser crucificado,cuando después de cenar con sus Discípulos se dirigió al Huerto de Getsemaní.Jesús llegó a ese lugar con un corazón pesado,pues todo el peso del pecado de la humanidad fue puesto en El,que El llevaría “en su propio cuerpo”,a la Cruz por la mañana del siguiente día(1 Pedro 2:24). El dijo:”Mi alma esta muy triste, hasta la muerte..”(Mateo 26:38),porque sintió un profundo dolor,que sobrepasa nuestro entendimiento humano,puesto que el Señor sabía que muchas almas irían a la perdición a pesar de su sacrificio,por la falta de amor en sus corazones.Nuestro Señor experimento en su corazón todo el odio y la apatía espiritual del corazón de la humanidad.Todo ese inmenso dolor causó que la sangre brotara de los poros de su piel. Es por ello que suplicó: “Padre,si quieres,pasa de mí esta copa;pero no se haga mi voluntad,sino la tuya”(Lucas 22:42).Cuando el Señor aceptó la voluntad de su Padre, fue fortalecido por un angel.Otro de los sufrimientos fue la humillación que fue objeto nuestro Señor y lo vemos en las escrituras:”Entonces le escupieron en el rostro,y le dieron de puñetazos,y otros le abofeteaban,diciendo:Profetizanos,Cristo,quién es el que te golopeó”(Mateo 26:67-68);”Y algunos comenzaron a escupirle,y a cubrirle el rostro y a darle puñetazos,y a decirle:Profetiza.Y los alguaciles le daban bofetadas”(Marcos 14:65).Su cuerpo debilitado despues de sudar gotas de sangre en el Huerto de Getsemaní y haber sido golpeado en la cara por sus verdugos,fue luego azotado cruelmente hasta desgarrarle la piel de su espalda;dolores que ningún ser humano podría soportar,pero el Señor lo soportó porque había rendido su voluntad a la voluntad del Padre y cada golpe lo soportó por amor a nosotros y toda la humanidad.Pero sus enemigos que estaban llenos de odio y apatía espiritual,pusieron cruelmente una corona de espinas sobre su cabeza,haciendo que su sangre corriera en sus ojos.En esa condición dolorosa y agonizante El cargó la cruz,para luego ser crucificado(Juan 19:17-18).En nuestra mente humana es imposible entender el inmenso dolor que sintió nuestro Senor,al entregarnos su preciosa vida en redención de nuestros pecados. Este es un momento para reflexionar seriamente y rendirnos con plentitud a Cristo para que la voluntad de Dios se cumpla en nuestras vidas,como El lo hizo por nosotros los pecadores.
ke lindoOoO
yo confiezo en nobre de dios que soy feliz
Super!!