Asumir en el Matrimonio puede ser una práctica que genera muchos problemas. No asumas, asegúrate, con la actitud correcta!
Asumir es una práctica lamentablemente muy común entre los Matrimonios. Muchas veces asumimos que nuestro cónyuge está molesto(a) con nosotros por alguna señal que interpretamos incorrectamente. Esa mala interpretación puede producir un malestar en nosotros mismos, que a su vez transmitimos al cónyuge. Entonces rápidamente podemos pasar de estar bien, a estar enojados y sin saber realmente por qué!
Esto pasa esencialmente por falta de una buena comunicación. Muchas veces nos ha pasado con mi esposa, que por ejemplo, le preparo un delicioso desayuno con arepas y huevo, pero ese día ella no quería tomar ese desayuno. Yo asumí que a ella le gustaba ese desayuno, porque unos días antes ella me había comentado que le había gustado mucho. Y en realidad si le gusta, pero ese día específico no quería tomar ese desayuno. Esto, puede producir un malestar en el cónyuge que está sirviendo y considerar al otro como grosero o mal agradecido. Pero no es así. Simplemente la otra persona ese día no se siente bien para tomar ese desayuno. Es algo que le puede pasar a cualquiera.
En el diario vivir, se presentan muchas oportunidades para asumir algo equivocado y generar un desacuerdo o un mal entendido. Lo peligroso es que si ese matrimonio está un poco débil en su relación, entonces se puede provocar un problema aun mayor y podrían terminar en una discusión agresiva que va a dañar aún más la relación.
Filipenses 4:8
[ En esto pensad ] Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
La enseñanza de este versículo bíblico, es precisamente que asumamos para bien y no para mal. En cada circunstancia con tu cónyuge, no asumas que tu cónyuge te está mintiendo, no asumas que tu cónyuge te quiere hacer daño, no asumas que tu cónyuge se está aprovechando de ti, no asumas que tu cónyuge no te ama o no quiere estar contigo. Piensa más bien en todas las cosas buenas de tu cónyuge; sus buenas acciones, sus demostraciones de cariño y amor, aunque hayan sido pocas. Piensa en los dones y talentos de tu cónyuge, en vez de en sus defectos.
Y si tienes dudas, no asumas lo malo. Busca un momento oportuno cuando los dos estén calmados y solos y ábrele tu corazón. Exprésale lo que sientes, sin reclamar ni asumir, ni juzgar a tu cónyuge. Simplemente déjale saber cómo te sientes con respecto a alguna situación que ha pasado. Esta conversación debe tener el propósito de fortalecer la relación, no de dañarla. Esta actitud debe convertirse en un hábito de vida en el matrimonio.
Colosenses 3:12
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.
Es necesario también vestirse de humildad, de mansedumbre, de paciencia, para no presionar ni exasperar a tu cónyuge, sino que él o ella, pueda percibir una actitud en ti, que le va a permitir abrir también su corazón, reconocer los errores y pedir perdón para restaurar la relación. Cualquiera de nosotros que es confrontado(a) con una actitud de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia, de seguro vamos a reaccionar positivamente; y esa es precisamente la idea. Que podamos sentir la confianza de decir la verdad de lo que sentimos, sin correr el riesgo de ser juzgados, acusados y heridos.
Si has sido muy crítico(a) con tu cónyuge, si has asumido cosas negativas, o si has pensado negativamente de él o ella, reconócelo delante de Dios primero y luego reconócelo delante de tu cónyuge y pídele perdón específicamente por esa actitud. Pon en práctica el mandamiento de Colosenses 3:12, se humilde y habla con tu cónyuge de este tema, con esa actitud de bondad, de mansedumbre y paciencia.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!
Luis y Hannia Fernandez
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Lo que se haga para fortalecer la familia, es clave para la felicidad de todos sus componentes.Un matrimonio deshecho torna inseguros a los hijos,tímidos,aislados,intolerantes y con baja autoestima.Ningún ser humano inteligente puede querer eso para sus hijos.De allí que cualquier esfuerzo que se haga es una inversión amorosa para la felicidad.Juzgar es fácil pero debemos tener en cuenta que el único justo es Dios.Pensar en lo bueno del otro enriquece, tranquiliza y nos permite dar a Dios gracias por esas cualidades de nuestro cónyuge.El pedir perdón ejemplariza.
Que bueno es Dios…es mensaje vino en el momento preciso de mi vida…pues estoy pasando por un desierto en mi matrimonio…y muchas cosas me parecen injustas por eso me cuesta tanto quedarme callada y cada vez que hablo se genera un problema…Gracias por esta reflexión…De ahora en lo adelante me esforzaré por ver lo bueno y callar cuando tenga que hacerlo…
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Gracias por enviar diariamente estas reflecciones que me
sirven para ser mejor cada dia y ayudar a los demas.
Señores Fernández, el artículo es muy cierto y estoy muy de acuerdo con muchas de las cosas que dicen, sin embargo es importante que sepan que la palabra asumir significa tomar posición de algo o alguien. Dentro de un matrimonio yo asumo el papel de esposa y madre. Entiendo que la palabra que pretendían utilizar para este artículo es presumir o suponer.
Espero lo puedan corregir pues considero que es muy importante mantener nuestro lenguaje correctamene y eliminar los anglicismos.