“Temor a Dios es mucho más que respeto.

Es temblar ante su grandeza reconociendo lo pequeño y débiles que somos ante su majestuosidad.

Cuando recuperemos esa clase de temor genuino honraremos su santidad en nuestra manera de vivir”.

Serafín Contreras G.

Isaias 6:1-4 “El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el Templo.  Por encima de él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.  Y el uno al otro daba voces diciendo: «¡Santo, santo, santo, Diosz de los ejércitos!
¡Toda la tierra está llena de su gloria!» Los quicios de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la Casa se llenó de humo. Entonces dije:«¡Ay de mí que soy muerto!, porque siendo hombre inmundo de labios y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.»

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