Por duodécima vez el hombre de treinta y dos años de edad, un mecánico de autos, hizo la misma pregunta: «¿Usted no me cree, doctor?» Y por duodécima vez recibió la misma respuesta: «Usted no tiene ningún mal del corazón, amigo.» Howard Peckham, de Dallas, Texas se quejaba de dolores cardíacos.
¡Qué interesante el caso de este hombre! No era un hipocondríaco que sentía una enfermedad imaginaria. Ni era una persona despreocupada que no le prestaba atención a ningún síntoma. Él sabía que estaba enfermo. Pero los análisis de laboratorio, las auscultaciones y las radiografías nada revelaban. Cuando murió, pusieron sobre su tumba el epitafio que él pidió: «¿Podrán creerme ahora?»
Hay muchas personas que sienten que algo tienen, o que algo les falta, o que algo no anda bien, o que algo les afecta, pero es para ellos un enigma que no pueden descifrar. Y lo peor es que no hallan a nadie que les crea, o que les ponga atención o que les preste ayuda.
Es que existen males del alma, enfermedades morales y espirituales que afectan todo el ser, y muchas veces el que sufre no sabe qué es lo que tiene ni por qué es que sufre. Síntomas como estos revelan un solo mal: el pecado.
El pecado afecta todo el ser. El alma sufre, la mente sufre, el cuerpo sufre: todo el ser sufre. Y la víctima, cuanto más infringe las leyes de Dios, más esclava del pecado se vuelve y menos control tiene de su vida.
¿Dónde está el médico? ¿Quién puede librar a la víctima del pecado? Sólo Jesucristo. He aquí sus palabras: «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10). Vida es salud. Vida es entusiasmo. Vida es confianza. Vida es fe. Quien tiene a Cristo y vive sometido a su divina voluntad, tiene vida abundante.
Llevémosle nuestra intranquilidad, nuestra perturbación y nuestro dolor a Cristo. Él es el Médico divino que sanará todo nuestro ser. Cristo es la solución.
Estoy pasando momentos muy dificiles y pareciera que estoy sola pero mi señor esta com migo auque no entiendo su proposito se que el me lleva a toda verdad y voy entenderlo un dia
“Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2) Lo natural y lo espiritual avanzan paralelamente. En la medida que tu alma prospere: tu forma de pensar y de ver las cosas, aun tus sentimientos producto de una buena relación con Dios y su palabra; verás coronarse de prosperidad toda tu vida material: tendrás salud física y emocional, mejorará tu economía o finanzas, tendrás mejor relación con las personas, en fin: Serás prosperado en todas las cosas. Quieres que tu vida mejores?, “Mejora tu relación con Dios”. “Obedece su Palabra”.
“Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2) Lo natural y lo espiritual avanzan paralelamente. En la medida que tu alma prospere: tu forma de pensar y de ver las cosas, aun tus sentimentos producto de una buena relación con Dios y su palabra; verás coronarse de prosperidad toda tu vida material: tendrás salud física y emocional, mejorará tu economía o finanzas, tendrás mejor relación con las personas, en fin: Serás prosperado en todas las cosas. Quieres que tu vida mejores?, “Mejora tu relación con Dios”. “Obedece su Palabra”.
eso nos pasa a todos en algun monento pero orando saldremos triunfantes
la mejor manera de entender la grandeza de Dios es dejar que su hijo Jesucristo entre a nuestras vidas, haciéndole parte nuestra, tal vez tendrás muchas inquietudes y problemas pero deja que sea Cristo quien te guie y a la final del tunel siempre habrá una luz clara que te conducirá a la felicidad.
No tengas miedo también las situaciones difícil son maravillosas porque te ayudan a aprender, ten fe que el sol brilla todos los días para todos.