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La Conferencia Cristiana Congregacional Conservadora es consciente de la influencia cada vez más extendida y perjudicial que la pornografía está teniendo sobre nuestro país.

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Se ha vuelto claro para nosotros que ya no podemos quedarnos más ociosos mientras los promotores de la pornografía contribuyen en la disminución de la moralidad de la sociedad propugnando un estilo de vida contrario a la enseñanza Bíblica, perjudicial para la familia, y en última instancia destructora para las personas.

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 La palabra pornografía es derivada de dos palabras Griegas: porne que significa “ramera”, y graphein que significa “escribir.”.

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 Originalmente, entonces, la pornografía hacía referencia a “la escritura de las rameras” (pornographos).

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 Hoy hace referencia a cualquier representación explícita del comportamiento erótico (tales como en fotografías, escritos, o libros) los cuales son intencionados para causar excitación sexual.

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 La pornografía tiene sus raíces en el abuso de expresión sexual. El Nuevo Testamento lo hace abundantemente claro que un vicio fundamental del mundo pagano era la impureza y la inmoralidad. El apóstol Pablo pone atención especial al comportamiento pecador característico del mundo gentil, particularmente los pecados de inmoralidad y homosexualidad (Romanos 1:24–27).

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 Los pecados sexuales encabezan una lista de pecados que caracterizaban un mundo que se había hundido en la depravación de la carne y del espíritu: el pecado más fundamental siendo rechazado por Dios y sus maneras correctas (Romanos 1:21,25,28,32).

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 Hoy, en nuestra sociedad secular y humanística, las formas de inmoralidad sexual condenadas bíblicamente no son sólo toleradas sino también abiertamente promocionadas como “Estilos de vida alternativos” que deberían ser aceptados.

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 Permaneciendo en un fuerte contraste están las Escrituras que condenan la fornicación (Efesios 5: 3; Colosenses 3: 5), el adulterio (Levítico 20: 10; Romanos 1: 24), el incesto (levítico 18: 6; Corintios 5: 1), la homosexualidad (levítico 20: 13; Romanos 1: 24), la bestialidad (levítico 18: 23), y la prostitución (levítico 19: 29; Efesios 5: 5).

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 El Antiguo Testamento también hace claridad que la presencia de prácticas sexuales satánicas fue una causa muy importante para el juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra (Génesis 19: 5,13).

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 La escritura nos dice que “es la voluntad de Dios que usted deba ser santificado; que usted debería evitar la inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes debería aprender a controlar su propio cuerpo en una forma en que sea sagrada y honorable, no en la lujuria apasionada como el pagano, quien no conoce a Dios…” (Iª Tesalonicenses. 4: 3 – 5).

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 La pornografía es una forma de insistencia del hombre depravado en la actividad sexual explícita.

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 La pornografía es conocida para representar visualmente, y por inferencia, para aprobar y apoyar, la mayoría si no todas las formas mencionadas antes de la inmoralidad sexual.

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 La pornografía es especialmente degradante para las mujeres ya que la mayor parte de la pornografía involucra el uso de mujeres en papeles subordinados y degradantes para propósitos de explotación sexual.

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 En muchos casos promueve la mentalidad que considera a las mujeres como solamente objetos que existen para satisfacer los deseos egoístas y algunas veces sádicos de los hombres.

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 La pornografía es una forma de hostilidad profunda hacia las mujeres.

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 En los últimos años, la pornografía se ha movido rápidamente desde escenas de adultos que involucran desnudos y relaciones sexuales heterosexual, hasta homosexualidad, bestialidad, y orgías de relaciones sexuales de grupo.

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 Tal vez hasta peor es su explotación de niños. Nuestras susceptibilidades son indignadas en los papeles degradantes que los niños son llamados a llevar a cabo. A menudo el resultado es daño emocional permanente para el niño, y en algunos casos, la muerte por homicidio. Hoy, “pornografía infantil” es segmento de rápido crecimiento y rentable de la industria de la pornografía.

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 Su enfoque está sobre niños en una edad temprana o preadolescente. Por el bien de estos niños, esta escandalosa explotación debe parar. Menos explícitos, pero con el potencial de ser moralmente perjudiciales, son las actividades de nuestra industria de películas y televisión.

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 Muy a menudo los valores judeo-cristianos que demandan la fidelidad sexual a una pareja en el matrimonio son ignorados o distorsionados. Muy a menudo los medios de comunicación parecen decididos a presentar adulterio, incesto, prostitución, y en algunos casos, homosexualidad, como el estilo de vida normal. La positiva descripción de los cristianos es también un ingrediente desaparecido en una industria que afirma sólo reflejar la realidad social o lo que el público quiere ver.

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 A través del uso de pornografía de “punto central suave”, la televisión y las industrias de películas promocionan valores sexuales que son descaradamente anti-cristianos. Además, muchos de los estilos de vida y valores modelados en la pantalla obran en contra de los valores de comunidad tradicionales de la sociedad. Los valores de los medios de comunicación están a menudo en contradicción directa con aquellos estilos de vida y valores modelados y proclamados en las Escrituras como ejemplos de vida sagrada.

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 Tal vida sagrada es complaciente a Dios y sana para nosotros.

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 Estamos profundamente alarmados ante la difusión de todos los niveles de pornografía en la tecnología moderna utilizada. Con el aumento en la popularidad de la televisión por cable, de la grabación de videocasete, de los “marque un teléfono pornográfico”, y los computadores personales, la distribución de la pornografía es hecha aún más fácil.

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 Como industria, es ahora un negocio de millones de dólares y a menudo está vinculado con el crimen organizado. Esto acceso expandido significa disponibilidad incrementada en nuestras casas tantos para adultos como para niños sin vigilancia.

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 Aquellos que se satisfacen con la pornografía también pueden hacerse víctimas ya que experimentan una necesidad por incrementarla.

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 Muchas investigaciones indican que la pornografía es tanto atrayente como adictiva.

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 Insensibiliza al telespectador y crea un apetito por un material aún más explícito sexualmente. Esta adicción puede pasarle a cualquier persona que regularmente se abra él mismo a la influencia de la pornografía. Otra documentación muestra que la pornografía en algunos casos está vinculada con la violencia en los crímenes relacionados con sexo tales como la violación o el abuso de niños.

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 Esta clase de actividad sexual pervertida es el resultado de una sociedad que ha llegado a creer que el sexo es simplemente otro apetito natural que debería ser satisfecho sin considerar su manera de satisfacción.

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 Es el momento para que los cristianos hagamos la guerra sobre la pornografía. Las iglesias y los cristianos individuales ya no pueden quedarse más tiempo silenciosos. Debemos llamar a las personas al arrepentimiento reprendiendo su pecado, y debemos hablar proféticamente del verdadero juicio de Dios sobre una sociedad que tolera tal actividad.

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 Es tiempo de exigir legislación y ejecución firme de leyes que prohíban a aquellos pocos que tratan de ganar beneficios financieros explotando la naturaleza caída de la humanidad. “La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos” (Proverbios 14: 34).

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 Hacemos un llamado al Presidente , al Ministerio de Justicia, al Servicio Postal, y a todas las autoridades apropiadas para hacer cumplir aquellas leyes y estatutos en contra del material sexualmente explícito que ya existe.

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 Hacemos un llamado a las iglesias cristianas locales y a las personas cristianas ha involucrarse en sus comunidades individuales.

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 Sabemos que la corte suprema ha dictaminado que la pornografía no es protegida por la Primera Enmienda, y que esa obscenidad será determinada por los patrones de las comunidades locales.

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 Por lo tanto, nosotros creemos que este mal puede ser reducido, controlado, o eliminado si nosotros las personas y nuestros funcionarios elegidos se rehúsan a tolerar su presencia en nuestras comunidades locales.
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 En reconocimiento de nuestra obligación de confirmar la rectitud de Dios, y reconocer que el mal existe a menudo porque los cristianos muy a menudo nos quedamos silenciosos, nosotros, La Conferencia Cristiana Congregacional Conservadora, por lo tanto:

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 ADOPTAMOS esta declaración de posición condenando la pornografía;

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 COMPROMETIENDONOS nosotros mismos a hacer todo lo que nosotros podamos hacer hacia la eliminación de la pornografía en nuestra sociedad; NOS COMPROMETEMOS A NOSOTROS MISMOS:

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 – A reafirmar aquellos principios bíblicos que promocionan la dignidad humana,

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 – A proteger nuestras familias de la explotación sexual,

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 – A suministrar papeles sanos para la expresión de la sexualidad humana,

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 – A orar para que Dios conceda el arrepentimiento nacional, el perdón de nuestros pecados, y que nos libere de nuestra obsesión nacional con todas las formas de comportamiento sexual que se desvíen de Su voluntad revelada.

Dr. Ted Roberts.
www.puresedire.org
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