PowerPoint-> Las que se conforman con ser como Dios las hizo,
aprenden a contentarse con lo que tienen y no se
preocupan mucho por el qué dirán. Quienes se afanan
por cumplir con lo que —a su entender— otros esperan
de ellos, en realidad se echan a cuestas un enorme
peso. La humildad, por el contrario, es senda de libertad.

Si somos sinceros, reconoceremos que en el fondo admiramos a los que tienen el valor de mostrarse tal como son en lugar de adoptar una imagen a fin de gozar de aceptación y caerles bien a los demás.

Dios te quiere tal como te hizo.
A Sus ojos eres una persona hermosa.
Todos somos seres singulares y extraordinarios.
Para Él no hay persona fea, sea
cual sea nuestra figura.

En muchos casos, la autoestima tiene mucho
que ver con nuestra relación con el Señor.

Cuanto más estrecha sea y más estemos en paz con Él, más contentos y tranquilos estamos con nosotros mismos, y también más felices y menos preocupados. Si tienes un trato íntimo con Dios, eres una persona atractiva, toda vez que Su amor y Su luz resplandecen en ti.

Pregúntale al Señor cómo te ve Él…

Pídele que describa tu belleza interior, tus virtudes, las dotes que Él quiere resaltar en ti en beneficio de otros. Deja que Dios mismo te brinde ánimo y descubrirás que puedes vivir feliz, sabiendo que eres una singular creación Suya.

Oración:
Pudiste haberme hecho una persona perfecta según mi propio concepto de la perfección o el de alguien más. Sin embargo, no lo hiciste, Jesús.

Más bien me creaste tal como querías que fuera, y me dotaste de perfección a Tu manera. Dudar de ello equivale a dudar de Tu amor. Aceptarlo es hallar completa paz, seguridad y reposo en Tu amor. Acógeme ahora, tal como soy, en Tu corazón. Amén.

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