“¿Cómo sería la vida sin proteínas?” Eso fue lo que preguntó un miembro del Comité para el Premio Nóbel cuando presentó a los ganadores en química en el año 2002. Tres científicos habían descubierto una forma de identificar las proteínas y crear imágenes tridimensionales de ellas.
Yo no soy científico ni sé mucho de proteínas. Pero me imagino que la vida sin ellas sería muy distinta. Las proteínas regulan nuestra presión sanguínea.
Descomponen toda la grasa y el azúcar que comemos, e incluso mantienen intacta nuestra piel. Sin proteínas, literalmente nos derrumbaríamos.
Ahora imagínate la vida sin tu fe, sin Jesús. La fe puede impedir que las presiones de la vida te abrumen. La fe traspasa todas las influencias que encuentras cada día y te recuerda lo que realmente necesitas. La fe en Jesús te puede ayudar a mantener la entereza cuando todo se derrumba.
Tu fe en Jesús te puede ayudar a soportar el dolor de cualquier pérdida. No hay sustituto para ella. La fe en Él es lo que salva tu alma, sana tu corazón y mueve las montañas que parecen tan abrumadoras.
— TC “Extracto de Diario Universitario”
Santiago 1:3
Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia.
1 Pedro 1:9
Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas.
Santiago 1:6
Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante a la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte a otra.
Hebreos 10:38
Ahora el justo vivirá por fe; Mas si se retirare, no agradará a mi alma.
Hebreos 11:1
ES pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.