En la lectura de la Biblia de hoy Jesús le preguntaba a Pedro sobre el pago de impuestos, y le dice: “¿Qué te parece, Simón?”  Es importante lo que pensamos. Tenemos que ser cuidadosos con nuestros pensamientos. Hay un refrán que dice:

Siembra una idea, recoge un hecho,
Siembra una hecho, recoge un hábito,
Siembra una hábito, recoge un carácter,
Siembra una carácter, recoge un destino.

Muchas personas viven en un mundo irreal. No piensan correctamente, sino que creen en lo ilusorio. La persona en su juicio cabal enfrenta los hechos, cree en la verdad, y no trata de evadir la realidad. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). El sano pensar conduce a buenas convicciones sobre el bien y el mal. Producirá la confesión, el arrepentimiento y un cambio de vida.

Cuídate de lo que entra en tu mente a través de tus ojos y tus oídos. No permitas que entre nada que contamine tu mente. Vivimos en cuerpos con mentes propensas a las malas ideas y a las actitudes insensatas. Pero por el poder de Dios podemos tener mentes renovadas que piensen en todo lo que es verdadero, todo lo henesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo que es de buen nombre, en las cosas de valor dignas de alabanza. (Filipenses 4:8)

Quizá no seamos lo que pensamos que somos; pero en lo que pensamos, eso somos.

Fuente: Edward Hochstetler, Junto a Aguas de Reposo.

Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. —Proverbios 23:7