El silencio me despertó a las 5:30 una mañana. No se escuchaba el zumbido de las aspas del abanico, ni el tranquilizador murmullo de la nevera en el primer piso. Un vistazo por la ventana confirmó que un apagón había dejado a nuestro vecindario sin electricidad, justo cuando la gente se preparaba para ir a trabajar.
Me di cuenta de que los relojes despertadores no iban a sonar, y no íbamos a tener TV para ver las noticias. Las cafeteras, tostadoras, secadores de pelo y muchos teléfonos serían totalmente inservibles. Comenzar un día sin electricidad era simplemente un inconveniente y una interrupción de la rutina. Pero parecía un desastre.
Entonces pensé en las muchas veces que comienzo el día apresuradamente sin electricidad espiritual. Paso más tiempo leyendo el periódico que la Biblia. Los programas de radio sustituyen al Espíritu. Reacciono ante las personas y circunstancias difíciles con un espíritu de temor y no con el espíritu de poder, de amor y de dominio propio que Dios nos ha dado. (2 Timoteo 1:7).
Debo parecer tan desaliñado espiritualmente como una persona que se viste y se arregla en la oscuridad.
Nuestro apagón fue corto, pero queda la lección de mi necesidad de comenzar cada día buscando al Señor. Su fortaleza no es para que yo triunfe y esté bien, sino para que planifique a Cristo viviendo en su poder. -DCM
2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Fuente: Nuestro Pan Diario 2005
A la verdad que cada reflexion trae a mi vida una fortaleza divina ademas de lindos recuerdos y verdades vividas. Esta reflexion del apagon me hace pensar lo entretenido que estamos con tanta tecnologia que muchas veces nos acordamos del nombre de Dios cuando desaparece la comodidad y hasta las excusa que damos cuando nos encontramos en un apagon de hecho aveces nos acordamos que tenemos vecinos cuando llega el apagon porque salimos a preguntarle algo o a pedirle la vela o los fosforos para prender la vela, incluso recuerdo que todos los de la casa estaban bien ocupados y cuando llegaba el apagon nos reuniamos a jugar juegos de mesa con velas encima de la mesa. Wao, si en verdad entendieramos que somos la luz del mundo y alumbramos dondequiera que vamos se acabaria la obscuridad y los apagones no nos sorprenderia. Hay un refran que dice que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Aveces no le damos el valor a las cosas que valen la pena. Gracias le doy al Senor por su luz admirable, gracias por habernos hecho luz para alumbrar a todos aquellos que necesitan esa luz que nunca se apaga. Pidamos a Dios nos llene del aceite espiritual para que nuestras lamparas no se apaguen pase lo que pase o venga lo que venga.