¿Podemos tener un bastón de azúcar?, suplicó Jorge al mirar los caramelos colgando en el árbol de Navidad.

Sí, ¿podemos?, repitió como un eco su hermana Amy.

La mamá sonrió.  Está bien, dijo asintiendo. Pero mientras lo comen, quiero que piensen en una forma que ellos les pueden recordar la razón por la cual celebramos la Navidad.

Está bien, dijeron los muchachos, y se sentaron, los desenvolvieron y comenzaron a comer.  Por unos pocos minutos nadie habló.  Jorge extendió su brazo con caramelo en la mano y lo miró.  ¡Oye!, gritó.  Nuestro versículo de la escuela dominical la semana pasada decía:

Por sus heridas hemos sido sanados, por lo tanto las rayas nos recuerdan de cómo azotaron a Jesús.  Luego frunció el ceño.  Pero, eso no tiene nada que ver con la Navidad, ¿o sí?, añadió.

La mamá sonrió.  Oh sí, ciertamente, le aseguró.  La razón por la cual Jesús nació fue para crecer y sufrir y morir por nuestros pecados, y para ser un Salvador para todo aquel que crea en Él y le acepte.

Amy alzó la mirada, sus ojos brillando.  Entonces la raya roja del bastón de azúcar puede representar la sangre que Jesús vertió por nosotros cuando murió en la cruz, dijo.  Me alegra que vino a morir por nosotros.

¿Qué tal tú?
Te emocionas tanto con los caramelos y regalos de Navidad que se te olvida la verdadera razón por la cual celebramos esta fecha?

En este día tan especial, se celebra el hecho de que Cristo nació para salvarte del pecado.  Acepta el regalo maravilloso que Él te ofrece, el regalo de la salvación.

Isaías 53:5
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Fuente: Devocionales para Niños, Editorial Unilit