Hace una semana presencié un hecho llamativo. No se trató de alguna hazaña espacial, como “traer de regreso a la Tierra” al transbordador Discovery, ni tampoco fue un acto político de proselitismo en los suburbios de mi ciudad. Parece mentira, pero estas cosas ya no nos sorprenden…
Mientras viajaba en uno de los trenes del Subterráneo de Buenos Aires, un verdadero desfile de vendedores ambulantes hacia gala de un amplio surtido de productos. Porta-documentos de plástico, linternas descartables, pilas alcalinas, chocolates y naipes españoles se ofrecían “sólo por hoy” y a “precios increíbles”. Pero en medio de todo aquello, ingresó un niño menudo y de apariencia triste; alguien que en mi país es denominado como “chico de la calle” (título que, por supuesto, jamás buscó obtener…).
Ofrecía calendarios de bolsillo con una ilustración infantil al dorso. Pero mientras hacia su recorrido por el vagón, un hombre ingresó y a viva voz comenzó a vender un “trompo luminoso”. El pequeño detuvo su tarea y se quedó quieto, observando con ojos de asombro aquel juguete.
Cuando el vendedor concluyó su demostración, una señora de condición humilde lo llamó, le pagó por el producto y se lo entregó al niño como un obsequio (¡me ganó de mano!). La sonrisa del “pibe” iluminó la tarde de muchos, y el gesto de aquella mujer logró “arrancar” más de una lágrima de emoción entre los que estábamos allí.
¡Es tan fácil perderse en teorías! ¡Es tan común discutir sobre lo que “debería hacerse” para mejorar nuestra sociedad… y no hacer nada al respecto!
La cobardía suele refugiarse detrás de grandes discursos y tratados sociales, mientras que la valentía convive con aquellos que se animan a “ensuciarse” con la vida, arremangándose para realizar pequeñas acciones que terminan hablando más que sus palabras.
Las teorías no sirven para nada, si no se llevan a la práctica. Es increíble, pero día a día se pierden inimaginables posibilidades de brillar y generar cambios. ¡Detengamos esta situación!
Sería triste perderse en las palabras y derrochar el tiempo en juegos dialécticos estériles. ¡Ahora es el momento para la acción! ¡Es el tiempo de llevar a la práctica los “pequeños” grandes planes! Como lo hizo aquella mujer en el tren al demostrar un poco de amor hacia ese niño pequeño. Como podemos hacerlo usted y yo a partir de hoy.
Cristian Franco
Fuente: www.cristianfranco.org
Trata de pasar de la teoría a la práctica y hacer sonreír a alguien.
“Dios siempre estará a tu lado y nada te hará caer. No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas hacerlo. Nunca digas: ‘Te ayudaré mañana’, cuando puedas ayudar hoy”.
Proverbios 3:27-28
No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, y mañana te lo daré, cuando lo tienes contigo.
Q lindo ser sensible a la voz de Dios.Bendiciones .
Estoy haciendo mi pasantía de psicología con niños en situación calle, me encantan los abrazos y las sonrisas que los iluminan siempre que nos ven. Del mismo modo se ilumina mi corazón… Hace tres días que recibí la gracia de proponerme cada día ser mejor persona y hacer sacar una sonrisa a los que estén cerca de mi. Recibí un impulso por dentro cuando parada en un semáforo vi un niño en situación calle, lo llamé, apagué mi vehículo y busqué en el baúl un bulto que tenía algunas ropas para niños de la edad del que vi. Se le iluminó el rostro, le di la bendición y me fui llorando como si a mi me habrían regalado algo. En ese momento me sentí tan feliz y llena de la presencia de Dios. Comprendí que es más gratificante dar que recibir. Bendiciones!
Estoy haciendo mi pasantía de psicología con niños en situación calle, me encantan los abrazos y las sonrisas que los iluminan siempre que nos ven. Del mismo modo se ilumina mi corazón… Hace tres días que recibí la gracia de proponerme cada día ser mejor persona y hacer sacar una sonrisa a los que estén cerca de mi. Recibí un impulso por dentro cuando parada en un semáforo vi un niño en situación calle, lo llamé, apagué mi vehículo y busqué en el baúl un bulto que tenía algunas ropas para niños de la edad del que vi. Se le iluminó el rostro, le di la bendición y me fui llorando como si a mi me habrían regalado algo. En ese momento me sentí tan feliz y llena de la presencia de Dios. Comprendí que es más gratificante dar que recibir. Bendiciones!
sin dudas muchas vezes estando a nuestro alcance ajudar no lo hacemos. desde que recibi a Cristo intento no pasar por alto lá posibilidad de dar siempre que está mis manos hacerlo DIOs los bendiga
Esta reflexi9n ayuda a dar una mirada a nuestro corazón y comprobar su cercanía o lejanía con Dios.
Gracias Dios les bendiga.