Quiero compartir con ustedes la historia de Carmen. Ella es una mujer que conocí hace un par de años y que impactó mi vida.
Carmen fue desde niña muy sufrida. Su padre era alcohólico. Cada vez que llegaba pasado de tragos, golpeaba a su mamá de manera muy violenta. Ella era la menor de cinco hermanos; dos varones y dos mujeres. Desde niña soportó vivir en un ambiente de “machos: todo era por los hombres y para los hombres”. Tristemente también ella y sus hermanas fueron víctimas de agresión por parte de su papá y de sus hermanos.
De adolescente, lloró y suplicó para que le permitieran estudiar. En su casa, las mujeres tenían exclusividad para las labores del hogar. Su padre y sus hermanos consideraban que ella no era capaz de estudiar, no le veían sentido; “para limpiar y para cocinar no se necesitaba mayor preparación”. Gracias a sus súplicas y a su persistencia, logró graduarse de la secundaria. La historia se repitió cuando anunció que deseaba seguir con estudios universitarios. Eso era todavía más irracional, si ya el mandarla a la secundaria había sido un regalo, ¿para qué pedía más?
Logró sacar algunos cursos en administración y contaduría. Encontró trabajo en una pequeña empresa. Años después conoció al que sería su esposo y se casó. Depositó en este nuevo proyecto de vida todas sus ilusiones. El simple hecho de salir de su casa ya era un regalo. Soñó con su casa, con sus hijos, con una vida de pareja, con ser cuidada y querida….
Poco tiempo después de casada y estando embarazada de su primera hija descubre que se había casado con el “clon de su papá”: un hombre vicioso y violento. Sufrió maltratos físicos y emocionales por varios años, maltratos que empezaron a presenciar sus dos pequeñas. El dolor de su pasado se conjugó con su dolor actual: ¿porqué a mi? ¿lo que tanto critiqué en mi mamá ahora me toca vivirlo a mi? ¿yo no quería esto para mi y para mis hijos?
Esta es la parte a la que quiero llegar y quizás lo que más me estremece cuando pienso en Carmen…. RESILIENCIA!!!!!!
Aún y cuando su historia de vida la predisponía a terminar siguiendo el patrón de familia con el que creció; aún y cuando no tuvo ayuda ni soporte emocional por parte de familia (ellos estaban peor que ella); aún y cuando todo apuntaba a que iba a ser tan miserable como había sido su mamá, su abuela, sus hermanas…. Aún contra todos los pronósticos, Carmen logró salir adelante.
En su familia, no eran asiduos a la religión. Su padre se había declarada ateo y por ende les hizo creer que ellos también lo eran. Carmen decidió un día buscar de Dios. No era alguien conocido para ella, “ de oídas le había oído”. La necesidad la llevó a buscarle. Empezó a asistir a una iglesia. Ese lugar le daba paz. Las predicas le daban esperanzas, de pronto sentía un alegría en su corazón; era el gozo del Espíritu Santo de Dios
Sin saber mucho, pensó que también necesitaba ayuda para sus emociones y para sus hijos. Buscó ayuda psicológica. Semana tras semana hacía el esfuerzo por asistir. La terapia le ayudó a sacar sus emociones: aprendió a decir que estaba enojada sin sentirse culpable. Empezó a poner límites a los demás; entre estos, su esposo y sus hijas. Aprendió a darse permiso de sentirse triste; después de todo tenía ese derecho, había sufrido mucho desde niña y nunca pudo expresarlo con nadie; más bien se había vuelto una mujer defensiva y ensimismada. Aprendió maneras adecuadas para comunicarse con sus hijas; su motivación era que no quería repetir con ellos los patrones que ella traía ya incorporados.
Poco después empezó a hacer cosas por ella. Sacaba el rato para practicar el autocuidado físico; iba al salón de belleza, se compraba ropa sintiendo más gusto, hasta inició un programa para bajar de peso. También empezó a cultivar el gusto por la lectura. Nunca había podido hacerlo porque ni eso era capaz de regalarse; de niña le habían enseñado que el tiempo había que aprovecharlo limpiando, cocinando o trabajando. Ella siempre había sentido un gusto particular por la lectura y aunque tenía pocos ratos libres, sacaba el tiempo para hacer pequeñas lecturas; sin embargo no lo podía disfrutar, se sentía culpable de “perder el tiempo”.
En su trabajo empezó a ser más productiva. Había también aprendido que era necesario que se comunicara con sus empleados. Simplemente dejó que ellos empezaran a acercarse a ella.
Con sus hijas se propuso pasar tiempo de calidad. Sacaba un rato para llevarlas a practicar alguna disciplina que les gustara: ballet, natación. Salían juntas una vez por la semana a comer un helado. Trataba de acostarse junto a ellas en la noche a conversar por unos minutos, luego las arropaba y oraba por ellas.
No puedo decirles que Carmen superó todos sus traumas de infancia: aún tiene que lidiar con sentimientos de tristeza que de vez en cuando le llegan, aún trabaja en poder perdonar por todo lo que sufrió; elabora sus duelos por las pérdidas que ha tenido: la pérdida de su infancia, la pérdida de su plan de vida. Elabora también qué pasará con su matrimonio… hay pasos que hay que darlos con suma cautela.
Ha empezado a trabajar que no debe tomar decisiones solo porque debe decidir…. Sino porque quiere hacerlo. Ha podido comprender que para perdonar es necesario primero darse el permiso de enojarse ¿cómo? Sí, tenía todo el derecho de enojarse, porque de niña no debió haber vivido la agresión de su familia y de adulta la de su esposo.
En fin, la historia de Carmen tal vez se le haga familiar, después de todo, muchos hemos tenido que sobreponernos a traumas e historias dolorosas. Piense en personas que no hayan vivido situaciones dolorosas….. muchas!. Pero, ahora piense en personas que se han sobrepuesto a estas experiencias dolorosas…..
La solución no está en consumirse en la red de la autocompasión o en la depresión. Ante todo, sepa que usted tiene una fuerza interior, pero esa fuerza interior no se activa por sí sola, usted tiene que hacerlo con su voluntad. Aún en la crisis más dura, Dios nos puede dar el soporte, pero hace falta que usted también de pasitos; no tiene que correr, solo intentar mantenerse de pie; luego podrá empezar a caminar. …
Hasta entonces!
Licda. Tatiana Carrillo Gamboa.
Psicóloga – Psicopedagoga.

ME SIENTO MUY FELIZ POR RECIBIR ESTE MENSAJE, YO PASE POR EL MISMO CAMINO ,YO FUI VICTIMA DE AGRESIONES FISICAS Y ABUSOS SEXUALES POR PARTE DE MI PADRE, HE SUFRIDO MUCHO. ME SENTI TAN MAL. MI PADRE ME HIZO SENTIR QUE MO VALE NADA. PERO DIOS ME SALVO, DIOS ME AYUDO A SALIR EN ADELANTE,YA TENGO UN REGALO DE DIOS , UNA FAMILIA CON QUE LUCHAR, UNA VIDA PARA SOBREVIR, UNA VIDA FAMILIAL CON 11ANOS MATRIMONIAL, Y TRABAJO COME VICE DIRECTORA EN UN COLEGIO INTERNACIONAL. DIOS ME SALVO LA VIDA.
Gracias por todas las refelexiones esto ayuda a cada vida a depender de Dios y no de los hombres ni el dinero, esto es pasajero, pero Dios permanece para siempre y cada testimonio es para confiar más en el,a el sea el poder y la gloria por todos los siglos de los siglos, AMEN.
Soy alcoholico. Esta enfermedad me ha provocado destruir todo lo que vale la pena en la vida. Perdi familia, quebre un pequeño negocio, destroce toda buena relacion con familiares y amigos. He intentado levantarme, luchar contra este mal y no he logrado vencerla o por lo menos detenerla. He asistido a reuniones de AA, he estado internado en granjas para adictos, sin mayores resultados. He estado hospitalizado mas de 15 veces, he sufrido delirios auditivos y visuales, he llegado a la demencia alcoholica y a pesar de estar consciente de los sufrimientos que me trae el consumir alcohol ha sido dificil sobreponerme. Lo mas triste de lo que pierde un alcoholico como yo es la dignidad como ser humano y sobre todo, la fe en Dios. En esta ultima caida gritaba a Dios me diera una ultima oportunidad. He procurado tener aunque sea una poquita de Fe y hoy he logrado ir dejando de beber poco a poco con las consecuencias fisicas, emocionales y espirituales que esto conlleva. Lo unico que conserve fue la esperanza. Hoy lucho dia a dia. y la verdad no he avanzado nada. Pero he hecho algo que no habia echo en muchos años: sostenerme de pie apoyado en mi Señor. Estoy seguro que lo demas vendra por añadidura, solo es cuestion de dejarse agarrar de la mano por DIos. Bendiciones a todos.
Gracias por estos artículos tan interesantes que hacen reflexionar a toda persona que lo lea, nos ayudan a liberar cosas que traemos arastrando tras nosotros del pasado y que muchas veces no queremos dejar, pero Cristo nos ha hecho libres y es por eso que debemos pedirle que derrame la sabiduria sobre nosotros para poder darnos cuenta de que somos muy importantes para él y nos llena de bendiciones a diario, mostrando su grandeza y hermosura a travez de todas las cosas que nos rodean pero ciegas por el dolor no nos damos cuenta de lo que Dios ha hecho por nosotros. DIOS LE BENDIGA.
SALUDOS A TODO SU EQUIPO.
CON LA NARRACIÓN ANTERIOR, ME HE IDENTIFICADO CON LA PROTAGONISTA EN ALGUNAS PARTES DE ELLA. PERO COMO SIEMPRE HE TRABAJADO; HE TRATADO DE DAR A MIS HIJOS CALIDAD DE TIEMPO, CREO QUE JUNTOS HEMOS SUPERADO O AL MENOS TRATADO DE HACERLO, ELIMINANDO LOS RECUERDOS QUE NOS HACEN DAÑO. AHORA SIENTO QUE SOMOS UNA FAMILIA FELIZ POR ESTAR UNIDOS. GRACIAS MIL POR ALIMENTAR NUESTRO ESPÍRITU DIARIAMENTE.