Cuando nos sometemos al señorío de Cristo, es como si estuviéramos dándole nuestro corazón.

Ese es el primer paso hacia una vida nueva, una vida de amor, de paz y de justicia.

Démosle nuestro corazón a Cristo. A cambio Él nos dará la salud espiritual que tanto necesitamos. Démosle hoy nuestro corazón.