Devocional Diario->  Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. Salmos 58:11.

No siempre son conocidos los juicios de Dios en la tierra, porque sucede a veces que un mismo hecho a todos atañe por igual. Vivimos en un estado de prueba, no de recompensa. Sin embargo, en ocasiones la justicia de Dios se manifiesta de un modo espantoso, de suerte que aun los indiferentes se ven obligados a reconocer su mano.

En esta misma vida, los justos reciben esta recompensa, preferida a todas las demás cosas, a saber: la tranquilidad de conciencia. A veces reciben otros beneficios, porque no quiere ser deudor de nadie. No obstante, la recompensa de los justos está reservada para la vida futura. Entre tanto, podemos reconocer en gran manera los juicios de Dios en medio de las naciones.

Él hace añicos los tronos de los tiranos y castiga a los pueblos culpables. Nadie puede estudiar la historia del alza y baja de los imperios, sin reconocer un poder que obra con justicia y que cita la iniquidad ante su tribunal para condenarla inexorablemente. El pecado no quedará sin castigo, ni la bondad sin recompensa. El Juez de toda la tierra siempre hará lo que es justo. Por eso, temámosle y no nos amedrentemos ante el poder de los malvados.

Hoy mi vida recibirá recompensa de parte de Dios.

Gracias Señor por tu amor manifestado en recompensa. La mayor recompensa es la Vida eterna. Amén.

Charles Spurgeon.
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