Uno de los mayores regalos que los abuelos pueden darles a sus nietos es el tiempo. Los padres no siempre tienen tiempo para jugar con sus hijos. Los abuelos casi siempre encuentran el tiempo para  lanzar una pelota, hornear panecillos o salir a caminar. Pueden hablar el tiempo para enseñar a sus nietos a atarse los cordones de los zapatos, a montar en bicicleta o a hacer sándwiches de mermelada.

Los abuelos de Esteban iban a cada juego de pelota , partido de fútbol y programa de Navidad. Recuerda muy bien verlos cuando se sentaban en la primera fila en la iglesia o en el gimnasio del instituto para animarlo. Su abuelo siempre se ponía uno de sus sombreros grises. La abuela casi siempre llegaba con sus vestidos floreados.

Asistían a cada graduación, día del maestro y ferias de ciencias.  Esteban rememoraba las muchas veces que disfrutaron juntos un helado los miércoles por la noche después de la iglesia.  pensaba a menudo en los almuerzos del domingo y los refrescos fríos al terminar los juegos de pelota en las noches cálidas de verano.

“Para mi cumpleaños, mis abuelos me compraban regalos que me gustaban de verdad”, reía Esteban. “Pensaban mucho los regalos que me compraban. No compraban lo que les gustara a ellos. Dedicaban el tiempo para decidir qué le gustaría a un niño de mi edad y comprobaban ese especial tesoro sin tener en cuenta el precio”.

Después que Esteban se casó y llegaron sus hijos, su vida estaba muy ocupada. Sin embargo, Esteban hizo una prioridad llamar a sus abuelos todas las semanas. Sus abuelos estuvieron dispuestos a darle su tiempo cuando era un niño, y él decidió que les daría un poco de su tiempo ahora que era adulto.

Con frecuencia, los niños y los abuelos deletrean así la palabra amor:  T-I-E-M-P-O.


Debido a que los amaron desde el principio los niños aman a sus abuelos con todo su corazón.

Salmo 127:3
Los hijos son un regalo de Dios; recompensa suya son.