“Necesitamos levantarnos cada mañana con una sonrisa en el rostro y mostrarle al mundo todo el amor en nuestro corazón; entonces la gente nos tratará mejor.  Vamos a descubrir, sí que lo haremos, que somos tan hermosas como nos sintamos”. –Carol King

Hay magia en comportarnos en la manera en que queremos ser, aún cuando no lo sintamos todavía.  La conducta parece mostrar el camino.  La actitud, el estado mental, sigue.

Muchas veces pudiéramos no levantarnos con amor en el corazón para nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo.  De hecho, tal vez quisiéramos que ellos nos mostraran su amor primero.  Pero si les tocamos, les brindamos amor incondicional y nos enfocamos en sus necesidades, al amor nos será reciprocado diez veces y el acto de amarles levantará nuestro espíritu.

Conoceremos el amor; sentiremos amor por nosotros mismos y por mucha otra gente cercana a nosotros.  La actitud que cultivamos, sea una de amor ó egoísmo, de inferioridad ó superioridad, habrá de determinar cómo nos afectan los eventos de nuestras vidas.

El principio es tan sencillo.  Si enfrentamos la vida con amor, con una sonrisa, hallaremos amor y algo por lo que sonreír.  Nuestra actitud hará de este día lo que será.  Enfrentándolo de frente, con amor, nos asegurará un día hermoso.

Enviado por Steven Wingell, India
Fuente: www.motivateus.com

Queridos Hermanos:

No cabe duda de que nuestra actitud al enfrentar cada día habrá de determinar, con mucho, cuánto disfrutemos y cuánto logremos durante el mismo.  No es de extrañar entonces que las Sagradas Escrituras nos exhorten a llenarnos de la Palabra de Dios cada día, preferiblemente antes de iniciarlo.  Esta práctica habrá de afectar sustancialmente la manera cómo veamos los distintos desafíos que enfrentemos.  Al haber pasado un tiempo con el Señor al comenzar el día podremos discernir Su compañía y ayuda en cada circunstancia y sentir la seguridad de que “todas las cosas habrán de resultar para bien”… si bien ese “bien” no sea evidente de momento.  Si no pasamos un tiempito con el Señor antes de iniciar el día de hoy, ¿qué tal si aprovechamos el tiempito de café en la oficina ó fábrica, o tal vez el receso entre clases en el colegio o la universidad para sintonizarnos?  Hagámoslo y veremos la diferencia.  Adelante y que Dios les bendiga.

Raúl Irigoyen