La falta de perdón es un veneno altamente tóxico para las relaciones personales!
Las ofensas en toda relación humana causan una herida emocional que dependiendo de la magnitud de la ofensa, pueden causar grandes estragos en el comportamiento de las personas.

Cuando las ofensas no se canalizan con una actitud de perdón, el peso emocional se va acumulando y llega a ejercer sobre el ofendido(a) un enojo crónico y una actitud agresiva que se manifiesta en todas las áreas de su vida. Incluso pueden generar raíces de amargura difíciles de sanar.

Existe un comportamiento compulsivo en los seres humanos que tiende a vengarse de cualquier ofensa. “Me la hiciste, me la pagas”. Esta actitud es lamentablemente muy común en casi todos los seres humanos, especialmente si no tienen una vida espiritual sincera y transparente en Cristo Jesús.

Partiendo del hecho de esta actitud patológica en los seres humanos, Dios nuestro Padre Celestial nos da el mayor ejemplo de perdón y nos enseña y nos manda a perdonar siempre. El perdón se debe pedir con arrepentimiento de haber ofendido y se debe dar con humildad y sin condiciones.

Perdonar significa “pasar por alto las ofensas” o sea, no tomarlas en cuenta. El Padre Nuestro dice: “…perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Mateo 6:12
“Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos, os perdonará vuestras ofensas. Marcos 11:26
Entonces se le acercó Pedro y le preguntó: ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete sino hasta setenta veces siete (siempre)”. Mt. 18:21

En algunos casos de ofensas recurrentes, la actitud de perdonar debe darse siempre, pero adicionalmente se deben poner límites para evitar que las ofensas desemboquen en comportamientos crueles o de algún tipo de violencia. Entre esos límites debe estar el de una separación temporal para evitar abusos, y con el propósito de que el ofensor recurrente reciba un tratamiento adecuado.

El perdón legal no se lo podemos negar a nadie, porque es un mandato de Dios. Pero la etapa del perdón emocional, normalmente si toma un poco de tiempo. En la etapa del perdón emocional que es un proceso, una actitud restituidora del ofensor podría ayudar a mitigar el dolor emocional y pasar rápidamente a la etapa del dolor superado que aunque se recuerda el hecho, ya no causa molestia ni dolor.

La restitución consiste en un proceso de recuperación de la confianza del cónyuge, mediante acciones que demuestren un arrepentimiento, un cambio de actitud sincero y un deseo de hacer las cosas bien y de forma permanente.

I Pedro 3:8 No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición.

El ofendido también recibe la instrucción de bendecir al ofensor como la actitud correcta para recibir el perdón de Dios y la bendición de EL.

Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!

Luis y Hannia Fernandez
www.libresparaamar.org
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