Una carta para usted de una persona importante:

Querido socio de negocios o empleado:

Por hoy, he decidido ser su cliente. No importa en qué parte de la organización usted esté, no importa qué parte del trabajo desempeña, usted es parte de mi experiencia de servicio al cliente. Usted determina si regresaré o no.

Cuando visito o llamo a su lugar de negocios, espero ser tratado bien por la gente que me espera.  Pero juzgo su trabajo mucho más que por su “servicio al cliente”.  Observo todo.  Hago preguntas: ¿Está todo limpio y en buenas condiciones?  ¿Es el servicio o producto de buena calidad? ¿Llegó el servicio al tiempo y en buenas condiciones? ¿La forma de efectuar los pagos y el personal fueron eficientes y correctos? ¿Estaban los estantes bien provistos y ordenados? ¿Los mensajes telefónicos eran claros y fáciles de entender? ¿Cuánto tiempo tuve que esperar al teléfono o me pasaron de departamento en departamento?

Quizás, nunca me conocerá personalmente. Quizá ni me vea.  Pero debe apreciarme mucho.  Soy, después de todo, la razón de que sus negocios existan, la razón de que tenga trabajo. Haga su parte para que yo mejore mi experiencia, y volveré para darle mis mejores ganancias.

Atentamente,
Su cliente.

Déle al mundo lo mejor de usted y lo mejor volverá a usted.

Efesios 6:7
Sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres