Durante un año tuve una estudiante que se comportaba de forma inadecuada.
Esta historia empieza el primer día de trabajo.
Cuando ingresé al quinto curso de secundaria a dar mi primera clase, me topé con un grupo de estudiantes con un espíritu rebelde y de indiferencia.
No fue difícil identificar a la líder, que a propósito era una señorita muy inteligente.
Cada vez que entraba a la aula de clases esta señorita de nombre Sandra, empezaba a inquietar al resto de alumnos, se ponía de pies sin pedir permiso, en pocas palabras hacía lo que le daba la gana.
Mi posición frente a ella era la de ponerle en su sitio y disciplinarla. Pero esto no calmaba para nada a esta señorita.
Un día ya cansado de reprenderle me hice una pregunta ¿Cómo puedo cambiar la actitud negativa de Sandra?
Gracias a Dios se me ocurrió una idea genial, pedí a todos los alumnos que fueran a la biblioteca, que yo les llamaría uno por uno para conversar con ellos.
Mientras iba conversando con cada uno de mis estudiantes me di cuenta que Sandra influenciaba en todos muy sutilmente.
Llegó el momento de conversar cara a cara sin ningún testigo con esta estudiante.
Se sentó frente a mi, me miró a los ojos como desafiándome y esperando que le rete, pero se topó con la sorpresa que su profesor le pedía disculpas por tratarle en forma enérgica y a veces tosca.
Luego le dije que ella era una mujer muy inteligente y que ella sería un gran líder, que Dios la había escogido para influir en muchas personas, pero que necesitaba ir tallando su carácter y que debía cambiar de actitud si quería llegar a ser muy importante.
Cuando de pronto su rostro altivo se transformó y empezó a llorar y dijo discúlpeme por comportarme tan mal con usted, he tenido problemas en todos los colegios en que he estado por mi forma de ser, este es uno más de ellos.
Mientras ella lloraba mi corazón se quebrantó y empecé a llorar con ella.
Fueron unas lágrimas hermosas porque desde ese día en el aula todo empezó a cambiar porque ella y yo nos comunicamos y nos perdonamos.
Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes, además de recordar que cada persona tiene emociones y sentimientos que sufren, lloran, ríen, que son sensibles, pueden ocurrir milagros.
Es hora de comunicarnos deponiendo actitudes y dando lugar al perdón.
Juan 13:3
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
Proverbios 15:1
La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.
muy buenas reflexiones
me pasa lo mismo con mi compañera de trabajo, nos atacamos constantemente, ahora me estoy dando una oprtunidad de vida con ella, aprendi que no es ella la que me hace sentir mal que es mi problema el sentirme asi, me estoy dando una nueva oportunidad para mi vida bien dicen que el perdon no es un beneficio para la otra persona sino para uno mismo. el dia martes es mi plazo de enfrentar mis miedos pero ya lo hice no fueron necesario los 8 dias al 3 dia ya tenia gran aceptacion por ella, sin saberlo sus actitudes me han ayudado, estoy feliz porque en mi corazon no hay resentimiento, solo hay alegria.Dios es mi vida y quiero caminar siempre por su camino amen.
ES UNA UN EJEMPLO MUY BONITO YO QUIERO SR HUMILDE Y ENTREGARME A DIOS PARA QUE CURE MIS HERIDAS DEL ALMA Y ME LIBERE DE TODO LO QUE LLEVO EN EL ALMA GRACIAS
¡Huff!!! tengo una caso no igual pero su proceder es muy parecido, no es el caso de una sala de clases y alumnos, sino mi yerno y su familia.
Es una pena, pero me le atraganté a mi yerno, y Dios que conoce el corazón y escudriña la mente y aún las intenciones no le son en oculto, sabe cuanto he intentado ganármelos, pues siempre he anhelado sentirme amada y aceptada, pero algo arrastro desde mi niñez, que siempre tengo que saborear el rechazo, el menosprecio, y ello me ha sido motivo de tristeza y soledad.
Mi hija menor se enamoró y se fue al sur y se casó, ahí estuvimos los pocos que somos, y pude sentir el menosprecio de este nuevo hijo postizo y su familia, y de ese día tengo que viajar de vez en cuando sabiendo que no soy bienvenida, pero como Dios dejó escrito en Su palabra que el amor nunca deja de ser, así mi amor lucha constantemente por dejar en lo posible el “yo” y permita que el amor sea más fuerte y me haga un día, más que vencedora.
Es triste y puedo entender a ese profesor, y quisiera también tener aquella oportunidad de conversar con todos de uno a uno, y poder ver que es lo que gatilla en este joven para hacerme tanto desaire, sin importarle la distancia que recorro para verles y disfrutar de mi nieto. Bueno, es otra área de mi vida que me es por lucha, pero no depende de mi sino de Dios, El es el que abre o cierra puertas, mi esperanza está en El hoy, solo espero en El porque de cierto he luchado humanamente por ganarlo y sentir alguna vez aceptación verdadera de su parte y no ir a ver a mi hija y a mi nieto con temor sino quisiera ir contenta, feliz de poder abrazarles y disponernos a pasar unos días maravillosos juntos, bueno, Dios conoce nuestro corazon y escudriña la mente, El haga como sea Su perfecta voluntad, para Dios honra y gloria desde ahora y para siempre. Amen y amen
Dios es el centro del universo