La felicidad para algunos es acumular riqueza, obtener un buen empleo, que nuestros deseos se cumplan, ganarnos un nombre y fama. Sin embargo, sólo aquellos que están contentos con su vida y se sienten felices con la felicidad de otros realmente han comprendido en qué consiste la verdadera felicidad.
El gozo que uno obtiene de los placeres externos es temporal. Le verdadera felicidad puede disfrutarse por dentro. Cuando nuestros pensamientos son puros, cuando no nos preocupamos por nimiedades, solo entonces, podemos disfrutar de la verdadera felicidad.
“Felicidad” es un estado mental. Uno pudiera estar feliz cuando nuestros parientes o amigos alcanzan un buen nombre o fama. Por otro lado, la misma persona pudiera no sentirse feliz cuando alguien más la obtiene.
La gente grande es aquella que se siente feliz cuando los demás son felices.
Deepthi Ayyappan (2008), India
Creo que el autor de la reflexión de hoy da en el blanco cuando plantea, a manera de conclusión, que la gente grande (importante) es aquella que se siente feliz cuando los demás lo son. Hoy, vemos mucho de lo contrario: una búsqueda incesante de la felicidad propia, aún a costa de la infelicidad y tragedia de los que nos rodean. Así vemos como los que tienen abusan de los que no tienen, los que saben de los que no saben, los que tienen contactos importantes de los que no los tienen. Hagamos un alto y decidamos cambiar. Si queremos ser genuinamente felices, necesitamos ayudar a los demás a serlo también.
A final de cuentas, Dios no nos creó como islas sino para habitar en familia.
Raúl Irigoyen.
Aportar o escribir algo más sobre la felicidad no dejará de incentivarnos y darnos óptimismo de lo hermoso que pudiera ser este mundo si todos los que vivimos en este mundo terraqueo lo compartimos a carta cabal.Esto quiere decir haciendo con mucha buena voluntad lo que Jesús nos enseña.
Resulta que muchos de nosotros llevamos al papel nuestras mejores intenciones., es m’as lo hablamos y hacemos comentarios para instruir a otros, sin darnos cuenta que nuestra misericordia y dar de ese amor debe de empezar en nuestra casa.El vivir dia a dia ,compartiendo una rutina muchas veces se hace tan práctico y se vuelve egoísta a tal punto que nos olvidamos de nuestras buenos modales y consideraciones que les debemos a aquellos con los que compartimos hogar ó trabajo. Muchas veces queremos hacer felices a aquellos que se cruzan en nuestra vida por unos minutos y ello nos da una satisfacción personal.,sin embargo no nos damos cuenta de aquellos que conviven con nosotros y no nos preocupamos en hacerlos felices. Hagamos lo que Jesús nos enseña del amor al projimo en todo momento!!!
solo jesus puede sanar.
Quiero expresar mi agradecimiento a Dios, principalmente, y posteriormente a Jorge Pereira por haber dejado ese comentario tan bello.
Yo estuve por mucho tiempo con grandes dificultades, pero no sabes, Jorge Pereira, cómo me ha ayudado, alimentado y saciado tu comentario.
Gracias por ser hijo de Dios.
Todas las reflexiones son muy ciertas!
la vida es corta para desperdiciarla en buscar la felicidad donde no se encuentra (el mundo). La felicidad verdadera perdura y no es pasajera. No cabe duda que Dios da felicidad a todo el que es de su agrado!
Definitivamente,la felicidad es el estado de animo que nos llena
el espiritu, cuando hacemos feliz al prójimo.
Cristo,en la parábola del buen Samaritano,mostró que nuestro
prójimo no significa una persona de la misma iglesia o la misma fé a la cual pertenecemos,tampoco tiene que ver con la raza,el color o la distinción de clase.
Nuestro prójimo es toda persona que puede necesitar nuestra
ayuda o toda alma herida o magullada que podamos socorrer,
depende de nosotros encontrarles la felicidad en medio de su tribulación, y por ende encontrar la nuestra, así sea.