“A ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” Génesis 4:7

Pecado – Una vez más reconozco mi deuda al esplendido trabajo del Rabino David Fohrman por éste análisis. Ésta palabra (teshukah), utilizada  en la Biblia tres veces, es realmente una palabra sobre la energía sorprendente de creación que reside en cada uno de nosotros. Es el anhelo más profundo que poseemos – el anhelo de hacer algo que perdure. Este es el análisis del rabino Fohrman. ¡Teshukah es parte de lo que somos! Sin él, dejaríamos de ser humanos.

Esto es desconcertante. ¿Por qué? Porque esta palabra se usa en la historia del asesinato de Caín. La mayoría de nosotros creemos que éste “deseo” es algo feo, algo malvado y elemental, y que debemos deshacernos de él.  Pero el hebreo no nos permite esa reacción. Teshukah está construido dentro de lo que significa ser mujer (vea Génesis 3:16), lo que significa amar profunda y apasionadamente (Cantares 7:10), y aquí, donde toma un matiz de algo letal que desea unirse a Caín. Nota la advertencia de Dios. “Debes enseñorearte de él.”  Eso no es lo mismo que “debes negarlo” o “Debes removerlo.” Esta fuerza vital profundamente arraigada dentro de nosotros debe ser domesticada, no borrada. Debe ser contenida para usarse como Dios manda. El peligro más grande de teshukah no es su presencia sino su insistencia de que la dejemos ser libre.

Caín no ha pecado; aún no. Sólo está consciente del poder rugiente dentro de él, un poder que ruega que le permita convertirse en su compañero de cama. Si, aquí existe una conexión muy intima. En las películas se llama “Durmiendo con el Enemigo,” pero eso aún no es completamente  correcto. Teshuka no es el enemigo. Soy yo, suelto de la mano del gobierno de Dios. Es la pasión sin el juicio, el deseo creativo sin la disciplina. Es precisamente a lo que Santiago llama el precursor al pecado. Es parte de cada hombre y mujer desde la Caída. Eva lo conoció. Ahora su hijo lo conoce. Y nosotros también, los engendros de su  teshukah.

Esto es terrible y maravilloso al mismo tiempo. Verás, cuando alineo mis necesidades más profundas de crear con las restricciones suaves de Dios, El y yo producimos algo fabuloso, algo que lo glorifica a Él y bendice a otros. En el proceso, experimento quien soy en verdad y me inundo de gozo (quién El es en verdad). Pero cuando permito que mi energía feroz me sirva a mí, cuando la utilizo para adquirir mi propio destino, entonces sucede algo desastroso. Creo algo sin Dios – y el resultado solo puede ser impuro. Dios advierte a Caín que tiene la amenaza de esa fuerza, una mucho más poderosa de lo que puede imaginar. Es la fuerza de actuar según su propia voluntad. Una vez suelta, ésta fuerza no regresará a su botella.

Dios no ordena a Caín que destruya la fuerza. Le dice a Caín que la controle. Que la lleve a alinearse con los propósitos de Dios y el uso de Dios. A fin de cuentas, ésta fuerza divina de creación le pertenece a Dios. Sólo la prestamos un momento mientras vivimos con Su aliento. Claro que como la utilizamos es una pregunta realmente escabrosa, porque puede convertirse el poder de matar. Tú y yo tenemos ésta misma teshukah. Si la usamos en sociedad con Dios, creamos vida. En sociedad con nosotros mismos, provocamos muerte. Estas son las únicas opciones. Aquí no hay opción de “no usar.” Así que, ¿qué haces con tu pasión más profunda?

Escrito por Skip Moen, traducido por Bessy

Dr. Skip Moen.
www.SkipMoen.com