¿Hay algo más deshonroso hoy en día que estar casado con una mujer que “no trabaja”?
Por ejemplo, Jackie.
Hace calceta, hila lana, va a clase de arte dos veces a la semana y actualmente está confeccionando un tapiz de dos metros que ha diseñado ella misma para el salón. También se afana en preparar unas cien comidas por semana, plancha una docena de camisas, friega y encera el suelo, pasea al perro e invita a cenar a los amigos una vez por semana.
Pero “no trabaja”.
Le toca comprobar la temperatura de al menos dos frentes por semana (para ver si hay fiebre), revisa tantos deberes que podría sacarse una carrera en la Universidad de Oxford, lleva el presupuesto familiar, encuentra cosas en el sótano que ningún ser humano podría encontrar, le recuerda a Richard que se peine todas las mañanas, anima a Jane cuando le sale un grano en la cara y restaura muebles.
Hace las compras, localiza las ofertas, lava la ropa deportiva, le sigue la pista a la ropa interior de todo el mundo, contesta la correspondencia familiar, se asegura de que nadie pierda un anillo por el desagüe del baño y se ocupa de los problemas médicos pocos graves.
Pero “no trabaja”.
Corta el pelo, limpia el filtro del horno, le corta las uñas al perro, enseña a bailar el vals a los miembros masculinos de la familia, pasa la aspiradora, pone golosinas junto con el almuerzo para sorprender a los niños a mediodía, cuelga los abrigos, frota los pies cuando se quedan fríos, hace reír cuando hace falta y también cuando no, quita astillas, da consejos sobre cómo echarse sombra en los ojos, anuncia si es día de lluvia, sonríe al recapitular las parodias de “Yo Amo a Lucy” y archiva las fotografías familiares.
No deja que nadie salga de casa sin un beso; arropa a Jane en la cama todas las noches (a pesar de que Jane tiene catorce años y es casi tan alta como su madre); se sabe los teléfonos de toda la familia y amigos, cambia de sitio los sofás; escucha con solemnidad cuando algún miembro de la familia declara que va a ser presidente, un atleta famoso o un extraordinario detective (la ambición más corriente de Richard); cuelga cuadros (ochenta en total); cose botones; visita galerías de arte.
Pero, ¿y trabajar? Me temo que no.
Jackie alarga los bajos a los vaqueros, hace arreglos de fontanería, se acuerda de preparar espaguetis dos veces a la semana ( es el plato favorito de los niños), guarda montones de recortes de periódico, hace treinta abdominales cada mañana para mantener la línea, le explica pacientemente a Richard por qué no puede llevar la misma camisa 18 días seguidos y fabrica ella misma las tarjetas de navidad.
La verdad es que no juega tennis tres días a la semana, no colabora como salvavidas en la asociación de jóvenes cristianos ni estudia alemán en la escuela nocturna, además de que ya han terminado las clases sobre grandes novelas que daba en la universidad.
Pero en cambio, puso la repisa del cuarto de Jane, hizo la mesa de café que tenemos en la entrada (utilizando una vieja mesa de comedor) y justo la semana pasada descubrió como cambiar la bombilla de nuestro reproductor de diapositivas (después de que papá no lo consiguiera).
Por desgracia, todo es no tiene que ver con la cuestión.
Jackie no va a ninguna oficina, no hace intervenciones de neurocirugía, no conduce un camión, no pertenece a ningún sindicato, no mecanografía cartas, no vende casas, no presenta ningún problema de la tele y ni siquiera se dedica a la lucha libre.
Resumiendo, “no trabaja”.
Sí que trabajó los tres primeros años de casados, cuando intentábamos salir adelante, pero lo dejo un par de meses antes de que naciera Stephen.
De modo que ahora es sólo ama de casa, esposa y madre. Puede que algún día, cuando los chicos hayan crecido un poco, Jackie vuelva a trabajar, pero por el momento me temo que está demasiado ocupada.
Gary Lautens
Es muy común, que cuando se les pregunta a mujeres en qué trabaja, respondan, No trabajo, desvalorizando todo el trabajo real que realizan las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año en sus casas.
No desvalorices todo lo que haces, con la simple frase Yo no trabajo, porque tu trabajo es muy valioso e importante.
Tomado de Sopa de Pollo para el Alma de los Padres.
leo todo lo que hace y lo valoro mucho. Me encantaria no trabajar…
Hace 16 meses fui mama me la pase once cuidando a mi gordo y no fui a mi trabajo. Hacia un monton de cosas todo el día dedicada a full al gordito y a la casa entre otras cosas. Ya volvi a mi trabajo de 9 horas de lunes a viernes, mi gordito esta ese tiempo en una guarderia.
se me enferma minimo una vez por mes. Parece feliz…yo me siento angustiada , atiendo publico en mi trabajo y por lo tanto no tengo tiempo de respirar ni pensar. Par colmo se me enfermo mi mama de cancer de pancreas en mi trabajo tengo que cumplir el doble porque necesito minimo una vez por semana acompañarla al medico. Me siento muy triste sin poder dividirme para poder estar cuidando a mi bebe y disfrutarlo ( por eso ni loca traigo otro a este mundo) , no puedo compartir todo el tiempo que le queda vivir a mi mamá con ella. Me siento una malabarista llevando ropa al lavadero , al super , manejando par ir a trabajar , estando agotada cuando vuelvo a mi casa a las 19, habiendo salido a las 9.
Yo llevo casi 8 años dedicada al hogar y siento que no me he podido hacer a la idea de trabajar en silencio y esperando que algun dia alguien reconosca lo que hago…pero bueno…ahora pienso que soy yo la unica que le puede dar valor a lo que hago…claro que con la ayuda de Dios
Dios lleno mi aljaba con un solo hijo (mi anhelo más profundo era tener 4) Ahora él es adolescente y yo decidí retomar el trabajo en la oficina, antes era docente y trabajaba el tiempo en que mi hijo estudiaba y estaba con él el tiempo que él estaba en casa, disfrutabamos vacaciones al mismo tiempo.. en fin, siempre he tenido que combinar las tareas de las mujeres que “no trabajan” con las del trabajo. Y siempre creeré en lo más profundo del corazón que lo peor que le pudieron hacer a la sociedad fue sacar a las madres del hogar. Todos perdimos. Las mujeres ahora son hiper-egoístas, los hombres unos perezosos y los hijos unos caprichosos. Necesitabamos adquirir y equilibrar nuestros derechos como mujeres, y eso justifica la lucha por la igualdad, pero realmente creo que las mujeres tergiversaron el sentido de la lucha y el sacrificado fue el hogar.
me siento muy contenta por haber visto todos los valores q tenemos las mujeres. no solo la que trabajan en una empresa si no también las que trabajamos en el hogar. por que ahhh ¡ si que trabajamos y nuestra labor es la mas hermosa de todas por que con el amor que lo hacemos nos sobra y nos vasta.
gracias por tenerme en cuenta enviándome esas hermosas Reflexiones Dios les bendiga