8. RECONÓCELE A DIOS EL MÉRITO DE TODA CUALIDAD QUE TENGAS Y DE TODO LO BUENO QUE TE AYUDE A HACER.

«No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse:en entenderme y conocerme, que Yo soy el Señor.»

(Jeremías 9:23,24).