En un reciente vuelo en avión había dos chicos que no estaban felices de encontrarse allí, e interrumpían la paz de los demás pasajeros.  Sus gritos y quejas se escuchaban por toda la cabina, mientras brincaban por encima de los asientos y corrían por los pasillos.

Los padres hicieron lo imposible por calmarlos, pero nada funcionó. Al fin se rindieron y dejaron a los chicos comportarse como unos salvajes.

Ante el comportamiento del niño y su hermanita, era obvio que no estaban acostumbrados a recibir disciplina.

Justo antes de despegar, una aeromoza se detuvo a su lado y les dijo con una gran sonrisa:

-¿De qué se trata todo este chillido que escucho?

Después de pasar unos encantadores momentos con el exigente chico de 3 años  de edad y con su hermanita mayor, la aeromoza se inclinó sobre ellos y les dijo en un susurro:

-Debo recordarles que este es un vuelo libre de chillidos.

Increíblemente los pequeños se tranquilizaron, y para el alivio de los demás pasajeros, no volvieron a moverse durante todo el vuelo.

El comportamiento de tus hijos afecta a todos a su alrededor.  Enséñales a respetar a los demás haciendo de cada día un viaje sin chillidos.

Hay dos injusticias que pueden acontecerle a un hijo:

Una es castigarlo por algo que no hizo.  La otra es permitir que se salga con la suya por algo que él sabe que está mal.

Proverbios 22:6
Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.