Entonces el SEÑOR Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda [´ezer kenegdo].” Génesis 2:18

“´ezer kenegdo” – La Biblia no está escrita con números de capítulos y versículos. Esos fueron añadidos miles de años después. Desafortunadamente, esta añadidura frecuentemente separa nuestro pensamiento del texto para que no veamos la continuación de un pensamiento a otro.

Una vez que removemos estos altos artificiales, cambia el contexto de nuestra interpretación. Ese es el caso de la introducción de “‘ezer kenegdo”. Este mandamiento precede de inmediato la declaración de Dios sobre la necesidad del “´ezer kenegdo”.

“De todo árbol del jardín puedes comer libremente, pero del árbol de conocimiento del bien y el mal, no deberás comer de él; por cuanto el día que comas de el ciertamente morirás.” (Génesis 2:17).

¿Qué sigue después de esta advertencia? ¿Qué aparece después de la única prohibición que Dios le da a Abraham? La necesidad de un “´ezer kenegdo”. El argumento procede de la prohibición concerniente al árbol del conocimiento del bien y el mal al requerimiento de una “´ezer kenegdo”. Adicionalmente, toda la historia de la Caída se enfoca en el rol de la “´ezer kenegdo” y el árbol.

¿Cómo podemos ignorar la conclusión que el propósito de “´ezer kenegdo” está de alguna relacionada al mandamiento de obediencia de Adán? Adán no necesita una asistente o colaboradora. La consigna del cuidado del Jardín, a ser fructífero, multiplicarse y la mayordomía de la tierra se da a los dos, hombre y mujer.

Reciben las instrucciones de Dios por igual. Ese no es el caso de Adán cuando recibe la consigna y delega un poco de esa responsabilidad en su compañera fiel, “Havvah”(Eva).

Empero, el mandamiento que prohíbe comer del árbol del conocimiento del bien y el mal se da solo a Adán. La energía productiva de Adán no es la que necesita asistencia. Es su fidelidad a la obligación moral ante Dios. El necesita un protector.

Necesita a alguien cuyo trabajo es mantener al hombre en el camino correcto. Necesita a alguien que camine a su lado con el propósito expreso de apoyar su obediencia. “Havvah”(Eva) juega ese papel. “Havvah “ (Eva)tiene un papel, pero no es el papel de sierva domestica, descarga sexual, asistente de producción o Vicepresidente de trabajos públicos.

¡Es el rol de sacerdote! Ella debe ser la que se asegura que Adán permanece fiel a Dios. Ella es quién se levanta entre el mandamiento de Dios y la obediencia de Adán, cuidándolo para que no se descarríe.

La ayuda que provee ese para rescatar y salvar. En este rol, ella se convierte en el paralelo de la relación extraordinaria entre Dios e Israel. Dios es el protector, proveedor y rescatador de Israel en el mundo caído, pero esos son los únicos roles que Dios se atribuye después de la Caída. Para comprender el rol de “´ezer kenegdo”, debemos ver la relación de Dios con el hombre antes de la Caída.

Para esta exploración, solo tenemos las más mínimas pistas, pero tendrán que servir. La palabra hebrea para “hombre” y “mujer” contienen historias dobles. Si, describen nuestra sexualidad, pero también implican mucho más.

La palabra hebrea para “hombre” es “zakar”. “Zakar” tiene un homófono, otra palabra que se escribe exactamente igual en hebreo (Z-K-R) pero aparentemente tienen la misma raíz y significados diferentes. En este caso, “zakar” es un verbo que sugiere matices interesantes. El significado principal de “zakar” es el verbo “recordar.” “Zakar” describe la presencia mental que se lleva al corazón. En otras palabras, es el pensamiento que se convierte en acción.

No existe mejor conexión entre estos dos elementos que el que se describe en el Salmo 103:18. “Para aquellos que guardan Su pacto y recuerdan Sus preceptos para cumplirlos.” El propósito de “zakar” no es de simplemente recordarnos algo.

Es traer algo a mente para que actuemos. “Entonces recordar a Dios y la obediencia implícita se experimentan como una relación vitalmente necesaria, de la cual el hombre no puede ni debe escaparse” (Eising). “Zakar” es una acción “necesaria para la existencia humana”  y “un vínculo fundamental de recordatorio mutuo que une al hombre y a Dios.

¿Ves por que el homófono de “zakar” intriga tanto? ¿Es posible que al ser en la imagen de Dios como hombre (zakar) podría relacionarse a la necesitad del hombre de recordar quién es Dios y como se relaciona Dios a los hombres?

El hombre recibe un llamado a recordar – particularmente a recordar a Dios y su obligación con el Creador. En este sentido, Adán carga la imagen de Dios como el que fue llamado a recordar lo que Dios dijo, quién es Dios y actuar según esta información.

¿Y que de la “mujer”? el hebreo “nekavah” también es otra historia. Es una combinación con “zakari” (hombre), las dos palabras demuestran que la imagen de Dios se carga en el complemento de estas dos. Pero es necesario que los seres humanos sean humanos. Pero “nekavah” también tiene su propio énfasis.

En este caso, la palabra arábica no solo significa “traspasar, hacer hoyo,” sino también “señalar, separar, estipular como líder.” Estos significados también los encontramos en las Escrituras. Por ejemplo, un esclavo por vida (voluntariamente)  es marcado con un orificio en la oreja., Cuando recibe nombre, transfiere su identidad del orificio en la oreja al nombre que recibe.

Adicionalmente, encontramos la palabra utilizada para describir el nombramiento a una posición de importancia. Finalmente, en Isaías 62:2, describe al que recibe un nuevo nombre (nakav), como algo  importante y de valor. Puede ser que “nekavah” como “´ezer kenegdo” se nombra al oficio de distinción, y el rol que carga conlleva una nueva identidad y presenta la marca de esa identidad en su sexualidad. A fin de cuentas, es la “madre de todo lo vivo,”

Cualquiera nacido de mujer debe encontrar su nueva identidad por medio de espacio o túnel de su cuerpo en el proceso de adquisición de un nuevo nombre.

¿Qué descubrimos de “ezer kenegdo”? El texto sugiere que es diseñada para el propósito específico de mantener la obediencia entre su hombre y Dios. Ella es su intercesor. Ella debe guardar la relación con el Creador, apoyarlo cuando abraza la dirección de Dios y oponerse cuando no lo hace. Ella es la ayuda-opuesta en la única área donde requiere atención adicional.

No el trabajo, no en consignas que cambian al mundo, no en el dominio ni en la mayordomía – pero en el despertar espiritual y la obediencia. Sin ella, el hombre está en riesgo y profundamente vulnerable.

¿Es este el rol que imaginabas de la “´ezer kenegdo”? Esto hace imposible ver a la mujer como ciudadanas de segunda categoría dentro del Cuerpo, ¿no lo crees?

Escrito por Dr. Skip Moen, traducido por Bessy
www.SkipMoen.com