Dios ha puesto en cada ser humano el deseo de ser oído y conocido.
Una niña le decía a su papá: Hable cuando yo termine. En otras palabras quiero que me escuches. La queja de muchos: No me siento escuchado. No se da el tiempo para escuchar por lo tanto desconocemos muchas cosas especialmente de nuestros seres queridos. Se sufre de un estado de sordera.
Conoces que es lo que más entristece o hace feliz a cada miembro de tu familia, amigos o compañeros de estudio o trabajo?
Un día mi hijo llegó feliz de la escuela de música y quiso tocar para mi una pieza musical en su guitarra, era una pieza que él sabia que me gustaba mucho: “Para Lisa”. Yo estaba en mi escritorio haciendo un trabajo y le dije que tocara, pero yo continué haciendo lo mío y de pronto mi hijo desapareció, fui a su cuarto y estaba triste porque no presté atención para escucharlo. Tuve que pedirle perdón y aprendí la lección de hacer un alto para escuchar a mis seres queridos.
Cuando aprendemos a escuchar, podemos conocer al otro, sus sentimientos, emociones, preocupaciones, inquietudes.
Escuchar es un acto de amor y preocupación.
Escuchar es bíblico. Santiago 1:19. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír y tardo para hablar.
Proverbios 18:13. Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad o oprobio.
Dios te bendiga,
Su hermana y amiga,
Alva Vargas de Contreras.
la verdad es q a veces nuestros hijos tratan d hablar con nosotros los padres sobre un problema o d alguna inquietud q les agobia y no les escuchamos es ahi cuando ellos piensan q no son importantes para nosotros,ojo q no busquen malas compañias para setirse desahogados.hubiquemonos en el lugar q nos corresponde como padres y no agamos a un lado nuestra responsabilidad como tal.amemos a nuestros hijos d la mano d Dios todo poderoso y llevemoslos por el sendero del bien e inculquemosle el amor a dios por sobretodas las cosas.
me gustaría formar parte de esta gran familia fe