¡Cuántas cosas desparramadas por aquí y por allá!

¡Qué desorden por todas partes!

Por fin hoy me decidí… y abrí mi ropero. En medio de ropas arrugadas, encontré mi conciencia, cubierta de polvo, arrugada, con huellas visibles del paso del tiempo.

Le tuve lástima… y me tuve lástima. ¿Todavía servirá? Sí…. ¿por qué no?

La limpié. La sacudí. La dejé como nueva, apta para todo servicio. Pero no fue todo.

También localicé desidias…. muchas desidias…desidias repletas de mañanas. Mañana haré esto. Mañana haré lo otro. Mañana haré aquello.
Mañana…. y mañana…

Junté toda esa chatarra y la tiré. Entre los pañuelos vi disimuladas las angustias y los temores. ¿Perderé mi trabajo? ¿Mantendré mi salud? ¿Le pasará algo a mis seres queridos? Amarguras, calamidades, inquietudes.

Pensé: si me embalo, me voy a infartar, Así que… ¡afuera!

Suspiré: ¡por aquí tendría que haber comenzado! ¡Por aquí tengo que continuar día tras día! Y empecé a acomodar…

La esperanza… que tuve tan olvidada. Los afectos… que no siempre manifesté. Las amistades… que tanto descuidé.
La fe. La renovada alegría de vivir.

Siempre me dijeron una y otra vez: todo pasado fue mejor. No sé… tal vez sí… tal vez no…

Me importa más que el futuro sea mejor. Para mí. Para ti. Para todos nosotros. No es inocencia… no es credulidad.
Es haber puesto el ropero en orden. Es tomar lo que ofrece el destino y gozarlo en plenitud.

Satisfecho, cerré el ropero.

Ya tranquilo, reinicié la marcha por mi camino.

Tengo una meta… hacia ella debo ir. Pero… ¿habrá otros roperos por allí en las condiciones que estuvo el mío?

Por las dudas, si fuera el tuyo… recuerda que debes arreglarlo.
Hazlo, ya hoy mismo.
Deja que Dios te limpie entrégale todo a El.
Es necesario poner en orden nuestro mundo interior. Como el Ropero, tu mundo interior necesita ser arreglado. ¿Por qué no comienzas hoy?

Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 2 Pedro 3:14

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Colosenses 3:15