Hablemos de Niños HiperactividadEn esta segunda entrega, quiero hacer referencia a algunas de las dudas que han dejado plasmadas en los comentarios al artículo anterior o que me han llegado a mi correo.

Sí es cierto! Tener un niño /a con estas características es muy difícil; en ocasiones ustedes como padres y madres pueden sentirse frustrados, decepcionados, en exceso molestos….entonces actuamos así: con enojo, ira, frustración… Sin embargo estos sentimientos se pueden revertir en culpa… y qué desagradable es sentirse culpable cuando sabemos que hemos hecho mal…

La vida puede ser muy difícil para un niño/a con hiperactividad. Generalmente están siendo señalados o regañados; siempre son los primeros sospechosos ante travesuras, accidentes y pleitos.

Les cuesta hacer y mantener relaciones de amistad pues los otros les rehuyen porque les pueden meter en problemas o porque se muestran más inmaduros de lo normal. Es frecuente que otros niños rehuyan también por la sentencia de sus padres/madres: “no juegue con… si llega a jugar (…) se viene para la casa…”.

Los problemas les persiguen: en la casa, en la escuela, en el barrio, en la iglesia, en las reuniones familiares. Generalmente salen con un saco de advertencias y posibles castigos por no atenderlas.

A algunos la memoria no les ayuda; pueden pasar horas angustiantes haciendo las tareas y luego olvidarlas al día siguiente o simplemente olvidar que las tienen en el bulto.

No resulta fácil hacer frente a todas sus frustraciones días tras día, por eso algunos liberan esta frustración actuando de maneras contrarias, o mediante malas conductas. También lo pueden hacer por medio de enfermedades más de tipo somáticas, como el dolor de estómago o de cabeza que tienen todos los días antes de ir a la escuela o cuando se tienen que sentar a hacer la tarea.

Otros, mantienen sus necesidades, frustraciones y dolores adentro para que nadie pueda ver lo mal que se sienten. Son los niños y las niñas que los padres/madres piensan que nada les interesa. Cuando consultan dicen “es como si nada le importara, no hay castigo que le haga efecto”

En el ámbito familiar es también difícil. Cuando las parejas tienen hijos invierten todo su amor, creencias, valores en la crianza de los y las pequeñas. Sin embargo, a la entrada a los sistemas de enseñanza formal es cuando su “producto” se pone a prueba. Sentimos que es en ese momento en el cual vamos a ser calificados como padres o madres

Es difícil ser el padre o la madre de un niño que está lleno de actividades descontroladas, que provoca desorden, que hace rabietas y que parece no escuchar o seguir instrucciones. Es difícil recibir mensajes de la escuela o llamadas para presentarse a hablar sobre la conducta pues por lo general estas citas se utilizan como una forma de descarga, el problema es que los padres son los que tienden a salir más cargados.

Pareciera que los métodos de disciplina; como el razonamiento, los retos, las conversaciones y negociaciones no funcionan, porque el niño y la niña en realidad no eligen actuar de ésta manera; su conducta va y viene, generando sentimientos de angustia y hasta frustración en los padres.

Entonces; ¿qué hacer?

A ciencia cierta no hay una formula o receta mágica que corrija o quite el trastorno. Sin embargo usted puede ejecutar algunos cambios que le permitan mejorar la calidad de vida del niño/a y fortalecer el vínculo con usted. Tome nota:

1- Ante todo esto, es importante que los padres y las madres puedan fomentar un ambiente familiar estable y consistente. Evite cambiar las reglas de un día para otro. Recuerde que las reglas deben estar definidas antes de que se incumplan.

2- El trastorno por déficit de atención en sus presentaciones (pasivo, hiperactivo) e intensidades (leve, moderado y severo) puede venir con trastornos asociados (conductuales, emocionales o de aprendizaje). Trate de buscar un especialista que le ayude a delimitar el trastorno.

3- Particularmente el trastorno con hiperactividad podría estar asociado a conductas impulsivas. Tenga cuidado de no etiquetar a su niño/a como violento. En ocasiones podrían golpear o exponer a otros niños porque hay una debilidad en la capacidad de prever. Muchos niños y niñas se percatan de los problemas que pudieron causar mucho rato después.

4- Si bien es cierto, existen en el mercado distintos tipos de medicamentos que ayudan en la inhibición de impulsos o que benefician los periodos de atención pero tome en consideración que el medicamento no lo es todo. En lo personal me inclino por el trabajo interdisciplinario, por la apuesta a fortalecer el autocontrol y por fomentar conductas de independencia y respeto. Por invitar al niño/a a tener un mayor conocimiento de sí mismo.

5- Conozca a su hijo/a. Trate de averiguar cuáles son sus fortalezas y sus debilidades. Investigue que le interesa. En ocasiones la atención se focaliza tanto en lo negativo que se pierde el horizonte. Algunas veces, terminan siendo los niños/as que son altamente criticados; lo más triste es que en la casa es donde mas pueden encontrar crítica.

6- Se les puede ayudar también a que aprendan a leer las expresiones faciales y los distintos tonos de voz para que puedan responder de manera más apropiada. Es importante que puedan aprender cómo su comportamiento puede afectar a otros y desarrollar así, nuevas maneras de responder cuando están enojados.

7- Propicie disciplina. Inscríbale en deportes que estimulen el desarrollo de la autodisciplina. Estos niños/as además tienen un plus de energía que se debería aprovechar.

8- Es importante recordar que el castigo puede ser útil para controlar ciertas conductas, pero a largo plazo carece de eficacia. Si la conducta es indeseable, el castigo más eficaz es ignorarla, siempre y cuando la misma no sea peligrosa. Llámelo después a la reflexión. Lo más aconsejable es que el tiempo transcurrido entre las conductas y un premio o reconocimiento sea breve para así asegurar su eficacia.

9- Establezca horarios y rutinas fijas. Los niños/as con este trastorno necesitan estructuras. No caiga en la trampa de afirmar que deben ser perfectamente responsables, ni en el extremo de tratar de controlar todo lo que hacen. Marque pautas razonables. Apóyele en lo que requiera pero no asuma su vida. Se va a equivocar; ¡claro! Pero usted va a estar ahí para levantarle y darle ánimo… “No te preocupes, vamos a….” Proponga soluciones que ellos/as puedan ejecutar.

10- Fomente el uso de planificador y/o agenda. Utilice claves visuales. Las instrucciones que usted le diga oralmente, probablemente las olvide cuando de la vuelta. Conozco a una mamá que escribe notas fuera de la lonchera, bulto y caja de lápices: “recuerda traer el libro de science” “dale el mensaje a la profesora” “entregar tarea”. Esto esta bien porque tiempo antes ella llegaba a la salida de la escuela y esperaba ansiosa para entrar a la clase y buscar en el casillero los libros, preguntarle a la maestra por la tarea y llevar los materiales del día siguiente. Si hay problemas de memoria y atención refuerce utilizando los canales visual y auditivo. Póngale cintas de colores en las manos cuando necesite que recuerde algo. No asuma las tareas y responsabilidades que le correspondan a sus hijos/as. Ayúdele a aprender a pensar cada tarea y a organizar su trabajo, a fomentar nuevos comportamientos dando elogios cada vez que actúa de forma adecuada.

11- Motive, estimule y refuerce. No se centre en la falta, en lo que no hizo o en el error que cometió. Si debe hacerlo, retómelo pero no con la misma intensidad o el tiempo que le da a una felicitación. Haga una fiesta cada vez que actúe como usted espera. La búsqueda de un espacio en el día, en el cual se comparte con el niño/a una actividad placentera o de relajación no solamente fortalece el vínculo afectivo y de comunicación, sino que también se convierte en un espacio en donde se puede dar la oportunidad de elogiar los esfuerzos y habilidades.

12- Hay especialistas que le pueden ayudar en el diagnóstico. Los médicos neurólogos le pueden ayudar a determinar si su hijo/a tiene el trastorno por déficit atencional y/o hiperactividad. Son ellos los que establecen el tipo y la intensidad. Los especialistas en psicología les pueden ayudar a trabajar en el autoconocimiento, autocontrol, autonomía, autoestima. También pueden orientar a los padres y madres en lo que respecta a la puesta de límites. Los especialistas en psicopedagogía les podrían ayudar a establecer formas y métodos de estudio y a diagnósticas áreas fuertes y débiles para apoyar el currículo.

Si bien es cierto estos son algunos consejos para ayudar a su niño/a, recuerde que la principal ayuda proviene del altísimo. Antes de enojarse, de regañar pídale a Dios que le brinde esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Aplique amor. Esa es la mejor receta.

Hasta pronto!