“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eternal”. Galatas 6:8

Instintivamente retrocedemos ante el recuento de nuestras maldades. No nos gusta que se nos recuerden la cosas malas que hemos hecho, ya sea porque nos sentimos mal respecto a ellas y quisiéramos que no hubieran sucedido, o porque planeamos hacerlas otra vez, y no queremos tener que saltar los obstáculos de nuestra conciencia para hacerlo.

No queremos que nuestras incursiones en la oscuridad mental, emocional o física quede expuesta.

Literalmente, pecar significa “errar el tiro, quedar corto, perder la mira, terminar perdiendo el lugar donde se supone que deberías estar y esencialmente, perderte de lo que habrías recibido si le hubieras dado al blanco”.

Un pecado es tanto el mal que hacemos o pensamos como las consecuencias de ese mal.

Las consecuencias no son lo mismo que los castigos que pueden ser administrados o no.

Un hijo puede o no ser castigado o encerrado por romper el florero que su mamá le dijo no tocara. De un modo o de otro, sin embargo, la consecuencia de lo que hizo mal es la misma. El florero está roto.

Cuáles son las consecuencias o los resultados  automáticos cuando pecamos?

Romanos 6:16,21
El Apóstol Pablo en Gálatas 6:8 habla del pecado como una siembre que produce su cosecha.

Todos quieren dejar el pecado enterrado en el pasado, sin ningún efecto posterior en el futuro. Queremos terminar con lo que hemos hecho y no tener que enfrentarlo. El problema es que el pecado no se desaparece por su cuenta; tiene consecuencias persistentes.

Quizá si el pecado de alguna manera no tuviera consecuencias, si al tirar el florero no se rompiera, el pecado podría ser olvidado o pasado por alto como si no existiera.

Por eso Hoy Necesito comprender lo que es el pecado para vivir una vida realmente en la dimensión de Dios y honrar su presencia y su santidad y sembrar la mejor cosecha de mi vida la cual afectará la vida de todos lo que están cerca de mi.

Señor, Gracias por describirme en tu palabra lo que es pecado y gracias por darme la oportunidad de caminar en otra dimensión, la dimensión del perdón. En el Nombre de Jesús. Amén.

Dr. Daniel A Brown.
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