“Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”. Salmo 25:5

Las verdades de Dios forman los cimientos mismos del universo entero.

Sus caminos se entretejen en la tela de nuestro mundo.

No importa hacia donde mires, si sabes qué buscar, lo encontrarás. Sus caminos también son increíblemente personales para cada uno de nosotros. De alguna manera las majestuosas obras que Dios llamó a la existencia cuando todo fue creado todavía tienen la capacidad de tocarnos a cada uno de nosotros en las formas más personales y especiales.

Dios es como el anfitrión perfecto de una opulenta fiesta en un jardín con millones de invitados. Ha pensado en todo y se ha preparado profusamente para cada detalle de ésta. Orquestando completa y claramente los aspectos generales y también agregando los pequeños toques, como las tarjetas con los nombres escritos a mano y las delicadas plantas con flores que adornan cada centro de mesa.

Sus obras en el mundo nos comunican a cada uno de nosotros que Él estaba pensando personalmente en nosotros cuando eligió las melodías para que la orquesta tocara o cuando eligió los colores para la decoración.

Momento a momento, en medio del exorbitante número de invitados, te sientes como si la fiesta hubiera sido ofrecida precisamente para ti. Por medio de un milagro íntimo, de una manera intensa y personal, Dios nos permite a ti y a mí recibir el ofrecimiento de una vida abundante que Él nos extiende a todos.

Los caminos de Dios se entretejen en la tela de nuestro mundo.

No importa hacia donde mires, si sabes qué buscar, los encontrarás.

Hoy, es entonces el día de conocer la verdad de Dios. El la despliega delante de mi en mi diario vivir. Abro mi corazón para entrar en esa fiesta con él.

Señor, gracias por darme este día como el regalo para conocer tu verdad y caminar en ella. Ante ti me doblego. En ti ha esperado todo el día.

En el Nombre de Jesús, Amén.

Dr. Daniel Brown.
Diario caminar con Dios.