Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la ternidad. Amén. “ II Ped 3:18

 

Hoy amanecí pensando en la atmósfera y el ambiente que se respira en los cielos. Sé por la Palabra de Dios que los cielos están llenos de alabanzas incesantes para Jesús. Las cosas en esta tierra parecen apresurarse y las modas tienden a cada instante a pasar. Lo que ayer era nuevo, hoy ya es viejo, pero hay algo que jamás pasará, nunca se pondrá antigua, y esta es la alabanza y la gloria que como pueblo tributamos al Rey de Reyes y Señores. Jesús es el sacerdote eterno…A él daré la gloria hoy.

Él es el Rey eterno, a él daré la gloria. Él es el Rey de Reyes y el Señor de señores, a él elevaré mi canto de adoración hoy. Nunca las alabanzas al Señor cesarán . Quién nos compró con su sangre merece nuestra alabanza por la eternidad.

La gloria de la cruz nunca se eclipsa; el brillo de la sepultura y de la resurrección jamás se rebaja. Jesús es digno de adoración ahora y siempre. Hoy como creyente, anticipo el tiempo cuando me uniré a los santos arriba en los cielos con los otros redimidos para darle gloria por siempre al que vive para siempre. Las palabras del Apóstol hoy son: A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad.

Hoy quiero elevar esa expresión desde mi corazón al trono de mi Rey. “El Señor, me ayuda para hoy para glorificarlo a él. Yo soy pobre, pero el Señor me ayuda para glorificar en la satisfacción que él me da. Si estoy enfermo, me ayuda para darle honor por la paciencia; Si tengo talentos, me ayuda para ensalzarlo a través de ellos.

Si tengo tiempo, el Señor, me ayuda para redimirlo a fin de que pueda servirle dándole gloria. Tengo un corazón para sentir, el Señor me ayuda para que ese corazón vibre de amor por él. Tengo una cabeza para pensar, el Señor me ayuda para que hoy piense en él.

El Señor me puso en este mundo para algo, el Señor, me muestra ese algo y me ayuda para lograr ese propósito para glorificarlo. Soy todo del Señor y él me toma y me permite hoy glorificarlo, en todo lo que digo, en todo lo que hago y con todo lo que tengo.

Gracias Señor, Hoy me concedes la gran oportunidad de glorificarte y no sólo eso, sino que me ayudas para que yo lo pueda hacer con plena y total libertad. Gracias porque puedo poner mi vida ante ti y exaltarte.

Gracias por darme la oportunidad de tener un anticipo aquí en la tierra de lo que haré en la eternidad. Exaltarte y glorificarte desde lo profundo de mi corazón. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
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