Enviaré delante de ti la avispa, que echen fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti. Éxodo 23:28.

No incumbe examinar aquí lo que eran las avispas. Fueron el ejército que Dios mandó delante de su pueblo para picar a sus enemigos y facilitar así las conquistas de Israel. Nuestro Dios escogió sus medios y peleará en favor de su pueblo y afligirá a sus enemigos antes de que se entable la batalla.

A veces confunde a los adversarios de la verdad por medios en los cuales ni sus mismos defensores habían pensado. El ambiente está lleno de influencias misteriosas que molestan a los enemigos de Israel. Leemos en el Apocalipsis que «la tierra ayudó a la mujer». Nunca debemos temer. 

Las estrellas mismas, en su curso, pueden pelear contra los enemigos de nuestras almas. Muchas veces, cuando vamos a la pelea, nos encontramos sin enemigos. «El Señor peleará por nosotros, y vosotros estaréis quietos». Las avispas de Dios pueden más que nuestras armas.

Jamás podremos imaginarnos que la victoria podía conseguirse por los medios que Dios emplea. Obedezcamos a la orden de marcha y salgamos a la conquista de los pueblos por Jesús. Veremos que el Señor nos ha tomado la delantera y preparado el camino, de suerte que al final podremos cantar con gozo: «Su diestra lo ha salvado y su santo brazo».

Hoy no me preocupa lo que hay delante de mi, sino que me satisface quien está delante mi y es el Señor.

Gracias Señor, tú eres grande en Victoria. Poderoso en batalla y mi libertador. Amén.

Charles Spurgeon.
Libro De Cheques Del Banco De la Fe.