En la Segunda Parte hablamos de un ejemplo Bíblico de alguien que hizo oración para Proyectos Específicos y comenzamos a ver algunos elementos vitales para llegar a la meta en esa oración. Vimos que Jabés tenía una vida integra y se sobrepuso a las marca generacional. Ahora continuamos con la Tercera característica. Lo que llamamos una vida de oración.

“…Jabés le rogó al Dios de Israel:…”. 1 Crónicas. 4:10a
Jabés le preguntaba constantemente al Señor por qué su madre le había dado ese nombre, pero esto, en lugar de reforzar la marca generacional lo llevó a desarrollar una relación con Dios. Allí lo tenemos, “Jabes le rogó al Dios de Israel”.
Podemos tener una relación con Dios y, sin embargo, estar afligidos. Usted puede seguir creciendo espiritual, emocional y físicamente y seguir con la misma aflicción. Pueden continuar en su vida aquellos dolores crónicos de los que uno cree no poder deshacerse.
En ocasiones, piensa que no hay cambios en su vida, sigue avanzando en su
edad adulta y allí están aún.
Hablo de problemas de muchos años que pueden convertirse en proyectos de bendición; claro, cuando uno se convierte en una persona de oración y transforma sus problemas en oraciones y no en quejas, cuando estos retos se convierten
en proyectos para presentárselos a Dios.
Algunos pueden escribir su proyecto a mano, otros en máquina, otros en computador y otros lo llevan en su corazón. Aunque es sólo un mecanismo, le animo a que se tome el trabajo de exponérselo a Dios de la manera que esté acorde con sus capacidades y gustos, pero que le presente a Dios sus aflicciones convertidas en soluciones y plasmadas en proyectos y no en quejas.
Así como “Jabés le rogó al Dios de Israel”, tenemos que mirar la situación con otros ojos, con los ojos de la fe.
Debemos abrir los ojos y ver más allá porque la fe abre los ojos. En mi familia venimos en este proceso de cambiar nuestra existencia y hemos tenido que ver más allá. Tenemos testimonios de muchos que han visto más allá de sus aflicciones. Todos necesitamos ver más allá cuando presentamos nuestros proyectos a Dios.
Un ejemplo: Si no tenemos vivienda y queremos tenerla, debemos ir ante Dios, el Dios de Israel, el Dios de los cristianos y rogar a Él y así, poder ver más allá,
mirando con fe, nuestra vivienda.
Si se trata de una enfermedad debemos ver más allá, ver a Dios trayendo la sanidad.
Debemos abrir los ¿Qué cuesta hacer un proyecto a Dios? ¿Cuesta algo? No, no
cuesta nada. Sus amigos lo vieron en la oficina preparando el proyecto y le dijeron que era una tontería y hasta le indicaron síntomas de locura porque según ellos, Dios no existe; ¿Le pasó esto en su familia? Aún así, cuando le hacemos proyectos
a Dios, aunque pueda parecer ser que sigue en la misma situación, debe ver más allá.

¿Y Cómo ve uno más allá? A través de la oración, porque orar no cuesta nada.  Pero hay tantos que ven a Dios tan pequeño y tan impotente frente a lo que les sucede, que es precisamente eso lo que tenemos que cambiar (esa perspectiva de Dios, esa relación tan pobre)para poder ver en otra dimensión, así como la virgen María creyó inmediatamente ante la anunciación del ángel.
Para Dios no hay nada imposible, a Dios no le interesó que María no conociera varón. Él puede hacer lo que le dé su divina voluntad y lo hizo con María porque ella vio más allá de sus limitaciones.

De la misma manera, la expresión de que “para Dios no hay nada imposible”, se hace realidad para nosotros y la oración es el medio. Conviértase en una persona de oración, ruéguele al Dios de Israel tal y como Jabés lo hizo.

Continuaremos con este tema en la Cuarta Parte.

Que Dios te prospere.

John y Ruth Betancourt.
Iccpresidencia@gmail.com